Cuando sabes que algo malo se acerca, parece que por saberlo puedas conseguir que sea menos malo. Puedes jugar con fuego y creer que por saber que es fuego, no te va a quemar. O que la quemadura dolerá menos. También puedes ver que se acerca una tormenta y simplemente darle la espalda. Como si al tenerla a la espalda dejara de existir. Y luego sorprenderte al sentir la espalda mojada. Y el frío calando hasta los huesos. Hasta puedes llegar a jugar con la vida como si fuera un juego. Como si cada vez que tomas un camino que se hace especialmente duro, pudieras hacer un reset. O empezar una partida nueva. Puedes creer en la bondad del destino, del "todo pasa por algo", y que el Master de este universo no será tan perverso como para joderte tanto y no darte alguna opción de salvación.
Pero el fuego quema, la lluvia moja, no hay botón de reinicio, y si existe algún Master, es uno muy cabrón.
Hi ha vegades que si et pots preparar per quan una cosa dolenta està apunt de passar. Pot fer mal igualment, et pot causar problemes, però com a mínim no t'agafa per sorpresa i potser has pogut començar a plantejar-te com superar el mal trangol que s'acosta...
ResponderEliminarPerò si, hi ha vegades que a força de patir sotracs et preguntes si hi ha algú que regeix els nostres destins... i si existeix és un cabronàs.