De vuelta a Barcelona.
Mi vida es un privilegio de increíbles proporciones. Mi vida es un lujo. Y esta vez ni siquiera lo escribo con culpa.
Quiero una comuna. No sé cómo, pero la quiero, y la quiero ya. (Aunque quizá primero debería aclararme con qué quiero decir con esto)
Quiero niñxs en mi vida. Quiero una familia, un clan. Un grupo de personas a quien cuidar y que me cuiden. Quiero una red de afectos y cuidados que sea real y tangible.
Necesito estimulación intelectual. Creo que es el más inquietante de mis decubrimientos. Si no supiera que es imposible, creería que puedo morir de aburrimiento literalmente.
Quiero una vida sostenible. También a nivel energético. Y económico.
No sé si todo lo anterior es compatible.
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