viernes, 27 de noviembre de 2015

Muerte

[TW: suicidio, violencia]

Solía imaginar mi propia muerte. Durante mucho tiempo, de manera descontextualizada. Me imaginaba solo la escena final, la violencia última que acababa con todo. El método de muerte dependía según lo que me doliera en ese momento, una veces el corazón o el pecho, otras tantas la cabeza. Imaginaba distintos tipos de armas y utensilios usados como armas. Y ahí se quedaba, a veces en repetición en bucle, una y otra vez la misma escena final, fondo blanco o negro, neutro, porque no importaba nada más.

A veces también imaginaba no haber nacido. O me preguntaba qué había antes de la vida y lo agradable que hubiera sido quedarse ahí. O quizá desaparecía.

Muchas muchas veces me imaginaba marchando. Quizá empezaba a andar sin rumbo y me alejaba. O no imaginaba el cómo marchaba sino las notas que les dejaría a la gente que dejara atrás. O las sensaciones que tendrían cuando desapareciera sin más, sin decir nada, sin aviso ni despedida ni explicación alguna. Cuando se sintieran como me he sentido yo tantas veces por la marcha inexplicable de una persona querida.

También a veces me imaginaba historias que legitimaran mi muerte o desaparición. Aunque estas eran conflictivas, porque no podía no luchar, y el final triste lo sentía demasiado intensamente y me encontraba cambiándolo. Alguna vez me raptaban, pero entonces nos raptaban conjuntamente y yo trataba de liberarnos conjuntamente. A veces entraba gente violenta donde estuviera (colegio o espacio activista), disparando, rompiendo cosas, gritando. Así podía morir en plan martir. Así no era culpa mía, eran las circunstancias y yo lo había intentado hasta el último momento. A veces solo iba por la calle y un atracador (u otro perfil de atacante) me ponía un revolver en la cabeza, y yo le decía que disparara, que me daba igual. Pero entonces se quedaba tan perplejo que no lo hacía.

Así fue durante buena parte de mi vida. Creo que incluso durante mi infancia. Y esto tiene bastante sentido, porque las cosas más duras de mi vida pasaron cuando tenía 4 y 5 años, y luego tampoco mejoraron tanto.

Con veintypocos recuerdo un momento de cambio de tendencia. Después de leer un mail muy triste, recuerdo que miré las tijeras que tenía a mi lado, y recuerdo que me di miedo porque realmente deseaba acabar con mi vida. Ya no era un deseo de muerte indefinido, no llenaba de excusas mi historia para poder morir sin sentirme culpable, era un deseo claro y realista.

Recuerdo ese momento porque si me pasara ahora no sentiría sorpresa. Paradójicamente, aunque creo que mi vida en general ha ido "a mejor", el deseo de morir solo ha crecido. No es desesperación, no es un momento en el que lo veo todo negro, es más una conclusión lógica, que me da miedo precisamente por la frialdad que la acompaña. No siempre está ahí, a veces, ocasionalmente, me siento realmente bien, me siento feliz (no eufórica, feliz), y quiero vivir, quiero tanto tanto vivir, y no entiendo por qué a veces dejo de quererlo.

Pero eso es solo a veces. La mayor parte del tiempo no. La mayor parte del tiempo vivo en la confusión, los sentimientos encontrados, el "me gustaría vivir y experimentar tantas cosas, pero es tan cansado y estoy tan harta de este dolor y esta lucha constante". De fondo, la mayor parte del tiempo están los pensamientos suicidas. Y estos son los momentos razonablemente buenos. Luego estan los malos.

Ahora en los momentos menos buenos (que tampoco son los peores) planifico cuidadosamente mi futura muerte. Me planteo cosas como cual sería el momento más adecuado, tanto en fechas como en horas concretas. Dónde debería ser. Cómo conseguir una muerte indolora y a la vez no traumatizar demasiado a quien encuentre mi cadáver. Me gustan las muertes poéticas, pero son más complicadas, con muchas más posibilidades de que algo salga mal, y también intuyo que más desagradables de sentir. Mis muertes poéticas son en el mar o en las montañas, en una bonita unión entre mi deseo de huída y mi deseo de muerte, además de otros simbolismos varios. Pero creo que me quedaría con algo más pragmático.

A menudo pienso que si alguna vez lo intento, será para conseguirlo. Nadie podrá decir eso de "lo hace solo para llamar la atención". Quizá me llamen cobarde o egoísta, pero quien lo haga solo demostrará no conocerme en absoluto.

Cuando tenía unos diez años recuerdo que iba por la calle, yendo o viniendo del colegio, reflexionando por qué la gente sigue viviendo. No por qué la gente muere, sino por qué la gente no muere. Para resolver la duda me planteé por qué yo seguía viviendo y me encontré diciéndome que si moría mi familia estaría triste y dolida y que bastante tristeza y dolor tenían ya. Así que llegué a la conclusión lógica de que si la gente no moría masivamente era por la trampa del amor y las emociones, que son realmente la única razón por la que aguantamos el dolor que implica toda vida. Tardé bastante tiempo en aprender que yo no sirvo de sistema de referencia, y que la mayoría de gente no sigue viviendo para evitar el sufrimiento de otras personas sino porque creen que quieren seguir viviendo o porque nisiquiera se lo plantean.

Si alguna vez muero por propia voluntad, no creáis que ha sido por desesperación, ni le atribuyáis el mérito a "la sociedad". Si alguna vez muero por propia voluntad será porque me habré hartado. Del dolor permanente, de que el mundo sea una mierda, de empatizar continuamente, de saber que no hay esperanza, de la frustración por cada vez que lo intento, de sentirme tan sola rodeada de tanta gente y de saber que nunca dejaré de sentirme extraterrestre. No lo llaméis desesperación, ni momento de locura. Dejar de sentir dolor pudiendo hacerlo es una conclusión lógica.

No, yo no quiero tener hijes. Cómo podría ser tan cruel.