viernes, 29 de marzo de 2013

Nos llaman terroristas...

Desde que empezaron con sus absurdas comparaciones que voy pensando en escribir algo. Escribir rabia. Pero hay quien lo hace mucho mejor que yo. 

"Kale borroka, dicen; acoso fascista, dicen; hay que ver los pobres hijos del ministro, dicen los que no dijeron nada con los miles y miles de pobres hijos que empezaron hace meses su deambular por casas de abuelos, de amigos, de prestado, casas ocupadas, patadas a las puertas, viajes inciertos. Esos miles, quizás cientos de miles de hijos no han merecido palabra de los que ahora denuncian acoso, violencia, qué horror."

sábado, 23 de marzo de 2013

Reflexiones transversales

Llevo un par de meses bastante buenos a nivel personal, pero de nuevo se acerca una época de turbulencias y me da miedo no ser capaz de seguir manteniendo este estado de ánimo. Me doy cuenta de que voy a necesitar volver a encontrar cosas que me motiven, que es algo que últimamente conseguí casi de casualidad. Sé que es posible, pero me da miedo no encontrar las fuerzas pasa hacerlo.

En cierto modo, me estoy especializando en dos campos muy distintos: el de los problemas energéticos globales y el de los feminismos. Ya lo he contado otras veces, que sean campos tan distintos me genera una gran sensación de desubicación. Porque a menudo parecen excluyentes entre sí, y porque a menudo cada grupo de personas implicado en uno de estos campos mira por encima del hombro al resto, y a continuación cometen errores en el otro campo que me resultan muy deprimentes. Y sin embargo, en ambos casos la conclusión básica es la misma: es necesario un cambio de sistema económico y social.

Ese cambio necesita de estas dos fuentes de conocimiento y seguramente de unas cuantas más. Para mí es muy evidente, porque estoy en la intersección de los intereses de ambos grupos (y de algunos más). En ambos casos, de vez en cuando encuentro a alguien con quien momentáneamente creo estar de acuerdo en casi todo, hasta que dice o hace algo que me horroriza.

Aun así estoy en una fase optimista. Porque veo a gente haciendo cosas. Aunque sea a trompicones, aunque sea equivocándose, aunque siga siendo minoritario (lo de hacer algo), por lo menos veo a gente haciendo cosas.

Sigue dando miedo la palabra "radical". Como si fuera sinónima de "violencia". Y yo cada día me siento más radical, aunque no necesariamente violenta. Creo que es necesario reivindicar nuestro derecho a la defensa, pero también me doy cuenta de que la violencia lleva a un lugar aun más negro (en España tenemos bastante experiencia en este tema, aunque la memoria histórica se vaya perdiendo por inanición).

Mirando la tele oí que decían que el 80% de la gente en España apoya la candidatura para los Juegos Olímpicos. No he querido contrastarlo. Temo que sea verdad. Aunque la misma persona a continuación dijo una mentira tan grande como que económicamente siempre sale a cuenta. Como alguien me dijo, que pregunten a lxs griegxs.

También alguien me dijo (y tampoco me he atrevido a contrastarlo) que mientras en Cataluña se ha conseguido frenar temporalmente el fracking, en la Comunidad de Madrid se sigue el camino opuesto. La idea de que sea verdad me da ganas de llorar. Junto al Eurovegas y a los Juegos Olímpicos, estas medidas suponen exactamente lo opuesto a lo que se debe hacer para intentar tener una mínima posibilidad de supervivencia. Decía que la violencia debe evitarse, pero me pregunto, ¿cuando la gente descubra lo que significa hacer todo esto en un momento como éste, seguirá estando por las protestas pacíficas?

Quizá aleguen que no lo sabían. Quizá alguien lxs crea. Pero no será verdad. Porque si lo sé yo, lo saben ellxs, aunque prefieran mirar hacia otra parte.

Se están haciendo cosas. Como okupar terrenos. Con el nivel de paro que tenemos, no entiendo cómo no se hace más.

El consumo se desploma. Puede parecer malo, pero es bueno. Lo malo es qué tipo de consumo es el que se mantiene. En épocas difíciles, no se elige donde comprar, se compra donde se puede.

En realidad, la única solución es crear un mercado paralelo. Al principio me parecía una locura, pero según le voy dando vueltas le encuentro más y más sentido. Aunque sigue existiendo el punto complicado de cómo participar simultáneamente en ambos mercados, algo que va a ser necesario durante bastante tiempo. No se habla de él, pero ese mercado ya existe. Es la suma de muchos pequeños proyectos que están en marcha. Y deben crecer y deben encontrar la manera de complementarse entre sí. Creo que esto también lo he dicho, no es necesario tener euros si tienes las cosas materiales e inmateriales que necesitas.

El feminismo está muy bien, es muy necesario, pero debe conseguir incluir a los hombres. No sé cómo se consigue que los hombres se interesen por el feminismo. Tampoco sé cómo se consigue que las mujeres hablen de los problemas energéticos. O mejor, no sé cómo se hace para que en un debate haya tanto hombres como mujeres (e idealmente, personas con otras identidades) que debatan en igualdad de condiciones, de manera constructiva, y consiguiendo comprenderse. En el tema de la comunicación me siento a medio camino, no me siento mujer ni me siento hombre. Creo que es el aspecto en el que más queer me considero.

Y se debe hablar más sobre el concepto de familia. El anarquismo clásico lo hacía. Pero no basta con cargarse la idea y ya. Porque es necesario tener alternativas y porque hay mucha gente que tiene un vínculo positivo con su familia (aunque no sea idílico). Ahora pienso esto: no quiero tener hijxs de manera convencional, pero sí de manera no convencional. Eso no significa plantearme otras maneras de llegar a tener esx hijx, sino cambiar en concepto de maternidad/paternidad (me falta una palabra sin género para lo que intento transmitir).

Tengo muchas ideas de lo que creo que debe ser, pero son ideas que se quedan en mi cabeza. Vale, paso de monogamia estricta y me planteo el poliamor, pero no sé donde encontrar personas con las que pueda generar este tipo de vínculos. Vale, paso de querer tener hijxs en exclusiva y me planteo otras formas generar vínculos con niñxs, pero no sé ni por donde empezar a crear un algo con otras personas que me permita llegar a eso que me gustaría tener. Vale, paso de querer ser propietaria de todo lo que uso, pero no sé dónde encontrar personas con las que compartir ni sé cómo conseguir y gestionar lo que consigamos. Vale, me planteo una forma de trabajo más colaborativo, pero no acabo de ver cómo llegar a formar esas estructuras de trabajo, y aun menos, cómo conseguir escapar del Sistema, por muy cooperativistas que seamos.

En definitiva, me faltan personas que encajen con mis ideas, con la dificultad de que mis ideas son un conglomerado de cosas cogidas de aquí y de allá, y con la otra dificultad de que para conseguir que realmente fueran útiles y sirvieran para transformar la realidad, deberían llegar a ser mayoritarias. Este es el punto en el que estoy.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Estética

Si tuviera un trabajo remunerado no sé cómo lo haría. Si ahora ya soy incapaz de hacer todo lo que me gustaría... Pero hoy no quería escribir sobre tiempo, sino sobre estética y recursos.

Para situarnos, ya he comentado algunas veces que tenemos un problema grave de recursos a nivel mundial. Un problema que no es técnico, sino que es artificial y viene generado por el Sistema mismo.
También he comentado alguna vez que cada día me obsesiona más este tema y que intento tomar medidas en mi vida diaria. Por ejemplo, intento comprar alimentos de proximidad, aunque me cuesta, porque una tiene sus vicios y sus costumbres y renunciar a ellas no es fácil. A otro nivel, hace tiempo que no me compro ropa. Creo que desde la última vez ya ha pasado año y medio. Desde entonces creo que he recibido algunos pantalones, y quizá alguna otra prenda, de donativos (siempre de personas que conozco). En el tema de la ropa, hace un par de meses vi que en algunos lugares de Barcelona ya se practica el intercambio de prendas (algo parecido a lo que cuentan en Pikara) sin mediación de dinero y sin que sea un trueque (puedes llevarte ropa sin poner nada). Pero me sigue fallando lo esencial: poder conseguir ropa nueva y de proximidad. Digo esencial, porque creo que tarde o temprano va a ser necesario volver a ese punto, generar todo lo que necesitemos en las cercanías, y solo usar el comercio entre lugares lejanos de forma complementaria.

La ropa ya es algo estético. Y tiene efectos en mi aspecto. Ahora por ejemplo no tengo pantalones más o menos "elegantes" y que puedan llevarse en invierno.

Luego hay otros temas. Como la depilación. Tema con el que he tenido muchas dudas desde que llegué a una edad en la que "las chicas" empiezan a depilarse. La primera vez que yo lo hice tenía 15 años y la mujer que lo hacía (era uno de tantos lugares donde se depila con cera) se escandalizó de que no lo hubiera hecho antes. Supongo que "la edad" oficial es a los 13 años o así... En cualquier caso, desde entonces no he repetido mucho. Por suerte o por desgracia (ahora creo que lo primero, aunque durante muchos años no lo tuve tan claro), me tocó una madre bastante peculiar, y si quería depilarme realmente tenía que salir de mí.

El precio de depilarme más bien poco fue que me acostumbré a llevar pantalones largos todo el año (algo que no lamento mucho, porque hay pantalones largos mucho más frescos y agradables que los cortos, y la posibilidad de ponerme de faldas ni me la planteo), y dejar de ir a piscinas y playa. Esto último no me gusta tanto. Periódicamente me he planteado depilarme de otras maneras. Como con láser, o como con cuchillas. Las últimas veces opté por éstas. A parte del inconveniente de que también irritan la piel, de que el efecto dura poco, y de que en seguida se notan (al tacto) los pelos duros volviendo a crecer, me supone varios problemas éticos.

¿Cuantas cuchillas se fabrican al año? ¿Cuantos recursos consumen? ¿Qué se hace con los residuos que generan? Son preguntas que no puedo olvidar. Me pasa algo parecido con la opción láser (no solo es la energía consumida en ese momento, es toda la energía necesaria para llegar a fabricar ese láser).

Y por otra parte, si a mí me gustan mis piernas sin depilar (como es el caso), ¿por qué debería depilarlas? Realmente mi única razón sería evitar toda la presión social ejercida para que hagamos este tipo de cosas. A veces, cuando se me va un poco, pienso que algún día los seres humanos que habiten en la tierra nos odiarán profundamente por este tipo de cosas. "Si, hijx, gasté todos los recursos que te tocaban a ti y no a mí, pero es que... ¡no quería que me miraran mal por la calle!" (Lo sé, no es solo mirar mal, es mucho más...)

Tengo a toda mi familia convencida de que odio la playa y las piscinas, cuando realmente me encantan. No quiero renunciar a mi ética anti-depilación, pero tampoco consigo superar mi miedo al rechazo (por ahora).

Siguiendo con la estética, creo que deben distinguirse las prácticas que van asociadas a un consumo absurdo y totalmente insostenible y las prácticas que no lo son. Por ejemplo, la depilación facial realizada con pinzas es perfectamente sostenible. El corte de pelo, también (desde que empecé a cortarme el pelo a mí misma, mi calidad de vida ganó mucho, aunque parezca que deba ser al revés). 

En un lugar parecido pero distinto están todas las cosas que se generan relacionadas con la higiene personal. Como el cepillo de dientes, que teóricamente debe reemplazarse cada pocos meses. ¿Donde van todos esos cepillos? Y otros complementos, como mis gafas. Las necesito, pero no estoy muy segura de que su industria pueda ser sostenible. Y si un día dejamos de usar petróleo, ¿podremos seguir haciendo zapatos y zapatillas que permitan andar sin perjudicar la espalda?

Todo esto me lo planteo porque creo que el mundo que queremos debemos ponerlo en práctica desde ya, y estos son algunos de los puntos relacionados con el día a día que veo de difícil solución. En muchos aspectos de la vida veo maneras alternativas de hacer las cosas, y veo que es posible hacerlo ya (aunque no es fácil), pero sigo sin ver una solución completa. Sigue habiendo muchos huecos aun. Y hoy he dejado de lado el más importante: la salud. Tema que da para mucho y que supone toda una problemática ética muy compleja.

domingo, 17 de marzo de 2013

Habla

Me ha dicho que hable. Ya ves, qué cosa tan sencilla. "Habla". Porque cuando una está en una sala con varios hombres muy de izquierdas pero que no tienen ni idea de feminismo y con algunas mujeres, la mayoría de las cuales tampoco sabe mucho qué es eso del feminismo, una llega a sentirse culpable por momentos al explicar que es feminista. Como quien reconoce una vergüenza. Sí, yo también soy una de "esas".

Esa sensación de vergüenza, como el miedo al rechazo por mis ideas, se han convertido en una constante en mi vida. Cuando no es por una cosa es por otra.

Habla. "Porque cuando callamos seguimos teniendo miedo".

Y qué gratificante que es siempre, en medio de todo el ruido, encontrar a alguien que habla el mismo idioma.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Sobre falsas soluciones

Hace unos días en la tele vi que hablaban de la falta de mujeres en la dirección de las empresas. Quizá era una de tantas noticias relacionadas con el 8 de marzo, no lo recuerdo. Remarcaron algunas de las empresas con menos mujeres en los equipos de dirección. Y hablaban de resolverlo imponiendo unas cuotas, y todo el debate lo centraban en si las cuotas eran una buena solución o no.

Yo me quedé como cuando pusieron a Carme Chacón como Ministra de Defensa. O como cuando para solucionar la homofobia en EEUU, aceptaron a personas con conductas homosexuales públicas en el ejército.

Cosas que me dan penita a mí: entrar en la web de la CUP, ir a la sección de "opinión" y ver solo a hombres.

Cosas que me alegran: que la cara más visible del movimiento social más activo actualmente en España (la PAH), sea una mujer (Ada Colau).

Tener una buena preparación filosófica y moral va a ser muy importante en los tiempos que vienen. En tiempos de dificultades es cuando más importa tener claro qué es lo que hay que priorizar. Y para saberlo, es necesario tener herramientas, como por ejemplo, conocimientos sobre Derechos Humanos.

sábado, 9 de marzo de 2013

Realidades (I)

Hace unas pocas semanas se cumplieron los cuatro años desde que dejó su piso. Cuando me lo cuenta aun se le humedecen los ojos.

Llevaba 17 años viviendo en ese piso. Quizá al principio tenía ingresos suficientes para pagarlo. Un piso grande, en una zona cara de Barcelona... No sé cómo empezó, pero al final lo mantenía a base de realquilar habitaciones. Quizá pasó una temporada sin suficiente gente, o quizá su sueldo, que siempre fue irregular, tuvo un bajón temporal. El caso es que pasó unos meses en que solo podía pagar una parte del alquiler, y así, acumulando mes tras mes, se le acumularon unos dos mil euros.

Quizá debería haberse dado cuenta que no podía pagar ese alquiler, quizá debería haber buscado otro piso antes. Pero se quedó, imagino que porque 17 años son muchos, conocía sus vecinxs, conocía a la familia propietaria, y supongo que como tantas otras personas, al principio pensó que podría llegar a arreglar la situación.

Le pusieron una denuncia (o quizá el nombre legal sea otro, que de este tema sí que no sé nada). Aunque sin mediar papeles, como "en confianza", le dijeron que en realidad si no pagaba no pasaba nada, solo querían que dejara el piso. Tenía que elegir entre estas opciones: pagar lo que debía y seguir en el piso pagando mes a mes, o marchar y olvidarse de todas las deudas. Hizo sus cálculos... y decidió que no podía pagar, porque aunque resolviera la deuda, al mes siguiente volvería a tener problemas... Así que optó por marcharse.

Y este fue su mayor error, marchó sin exigir un papel firmado que lo explicara. Así que a continuación le exigieron la deuda. Y como se metieron abogadxs de por medio, el valor de la deuda se disparó... pasando de unos dos mil a unos diez mil. Una cantidad que jamás podrá pagar. Y ¿para qué? La familia que le pide el dinero tampoco llegará a recuperar tampoco nunca los dos mil euros que le pedía, y para conseguir exigírselos tuvo que poner más dinero de entrada (para pagar a los abogadxs).

Ahora tiene el sueldo embargado. Todo lo que sobrepase una cierta cantidad de dinero (algo más de seiscientos euros), se lo quitan. Además, como "morosa", no puede abrir cuentas bancarias, ni tantas otras cosas. Así que básicamente la han condenado a la pobreza.

Hace unas semanas se cumplían los cuatro años. Desde entonces el piso sigue vacío. Además, para tener opciones de volver a alquilarlo, han tenido que hacer reformas. El valor total de las pérdidas hasta ahora de la familia propietaria, probablemente esté por encima de los cien mil euros.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Cooperación internacional (II) - Género

De las últimas charlas a las que he ido hay otro tema que me ha llamado mucho la atención. Y es la participación según el género.

En estas charlas éramos alrededor de unas 30 personas. De estas, tres de ellas (un 10% aproximadamente) eran hombres. El resto, mujeres. Pues las intervenciones eran mayoritariamente por parte de los hombres. Es algo que me sigue asombrando, pasan los años, sé que sucede, y aun así me sigue sorprendiendo hasta qué punto son siempre los hombres los que hablan.

No es que no tengan nada que decir. Ni tampoco creo que sea un problema de timidez o falta de confianza (por lo menos, no en todos los casos). De hecho también era muy frecuente que al acabar, o durante una pausa, alguna de ellas se acercara a la persona que daba la charla, especialmente cuando esta persona también era mujer. Creo que sencillamente es otra manera de hacer las cosas, otra manera de comunicarse. Si es por razones biológicas o culturales ya es otra historia...

Como en tantas otras ocasiones, lo que me parece más importante es pensar si habría que intentar que las mujeres actuaran de otra manera, adaptándose a los sistemas de comunicación, o si debería ser al revés... Por ejemplo, en una de las charlas sobre cooperación nos hablaron del acceso al agua y de cómo se había llevado algún sistema de extracción de agua más práctico (en apariencia). En algún caso se habían encontrado con que, una vez instalado, las mujeres (que son las que van a buscar agua) no habían usado el sistema y habían seguido haciendo lo de siempre. La explicación que nos dieron: a las reuniones para tratar el tema no habían asistido mujeres.

Mientras lo explicaban me pregunté cómo se puede trabajar en temas de aguas y de cooperación y hacer algo tan absurdo como poner un sistema de extracción sin hablar con las mujeres. Cómo se puede estar tan ciegx. Me parece un resultado evidente de la invisibilidad de las mujeres.

Pero en fin, dejando de lado este tema, el problema de comunicación en este caso es claramente cultural. Las mujeres no asisten a las reuniones porque las costumbres (patriarcales) así lo marcan. Sin embargo, no viven encerradas en sus casas, hay un lugar donde seguro que se pueden encontrar: al lado de los pozos. Además, en alguno de los lugares donde se montaban los pozos, precisamente era el momento que aprovechaban las mujeres para socializar. Así que si quieres comunicarte con ellas (las usuarias del sistema), quizá lo más lógico es que participes en el sistema que ya está establecido, en vez de organizar una reunión externa y pretender que sean ellas las que se adapten a ti, ya sea asistiendo, ya sea no haciéndolo y dejando que se imponga la otra costumbre: la de dejar las decisiones "importantes"* a los hombres.

*Escribo "importantes" entre comillas porque aunque suele considerarse así en nuestra sociedad, de hecho, no tengo nada claro que lo más importante sean los grandes proyectos, los grandes cambios. Leí en alguna parte que para la sociedad Mosuo (sobre la que no es la primera vez que digo algo), lo "importante" son las pequeñas cosas, las decisiones cotidianas. Quizá porque al final son estas las que realmente determinan que haya comida en la mesa (entre otras muchas cosas).

lunes, 4 de marzo de 2013

Cooperación internacional (I)

Se me acumulan temas pendientes. En este caso, viene otro recopilatorio de apuntes e ideas después de asistir a algunas charlas sobre cooperación internacional.

En una de estas me encontré con un hombre que, en medio de su discurso, nos dijo que la movilización social en Europa está perdiendo su primera posición mundial. Y que desde América Latina, y desde el Sur en general, nos están tomando la delantera. Nos lo decía como para que reaccionáramos y nos animáramos a participar. Y en general todo lo que dijo en la charla fue muy interesante, pero en este punto en concreto, creo que se equivoca de enfoque. No es una competición de a ver quien reivindica sus derechos con más ganas. Es (o debería ser) una cooperación internacional en favor de los derechos humanos, donde todxs nos alegramos de los avances en todos los lugares, donde nos ayudamos mutuamente en nuestras respectivas luchas, donde nos apoyamos para aprender de las otras luchas, etc.

En España, muchos movimientos actuales están inspirados en cosas que se han hecho en otros lugares. Por ejemplo, la okupación de tierras de grandes terratenientes y que además están en desuso, para que la gente, el pueblo, pueda cultivar para su auto-abastecimiento. Concepto: soberanía alimentaria. Con la historia de los movimientos reconozco que me pierdo, pero en este tema es esencial el movimiento de la vía campesina (y wiki).

Más, el tema del observatorio de la deuda, que actualmente aquí se está impulsando. En Píkara también le dedicaron algún artículo a este tema. Tenemos el ejemplo de Ecuador y el de Brasil. Esto es importante, porque también desde América Latina nos están diciendo que este camino en el que nos están metiendo ahora, el de la "austeridad" (bonito eufemismo), allí ya lo han hecho y ya han visto lo mal que fue. Aquí estamos privatizando los servicios básicos, como la salud, como las empresas de agua, allí lo están re-nacionalizando, a pesar de la presión internacional y con sanciones desde la ONU incluidas.

Y hasta aquí aun no he escrito nada sobre cooperación internacional tal y como suele entenderse (que es en forma de voluntarixs con muy buenas intenciones que van a países del sur a hacer algún proyecto con la idea de que así la gente de allí vivirá mejor). Lo cierto es que este concepto entendido de esa manera a mí no me gusta. Igual que no me gusta el concepto de voluntariado o el de caridad. En algunos casos creo que llega a hacerse bien, y tampoco me parece justo meter toda la cooperación internacional en el mismo saco. Pero creo que la mayor parte empieza con ideas equivocadas y creo que ayudan a limpiar la cara a empresas, a grupos de poder, y hasta al Sistema mismo. Y en contrapartida se realizan proyectos que algunas veces no sirven de nada y otras hasta son contraproducentes.

Ejemplo. En medio de una zona rural de algún lugar perdido en América o África, instalar unas bonitas placas fotovoltaicas, con sus correspondientes baterías eléctricas, y una pequeña red eléctrica. Hacer la foto y luego marchar, sin hacer formación ni seguimiento. Resultado: en cuanto se funde el primer fusible (porque ha hecho demasiado calor y la placa ha generado una cantidad excesiva de electricidad), se llama al manitas de turno, que lo puentea, con lo que la siguiente vez, en vez de fundirse el fusible, se quema el sistema. Con lo cual, solo se han generado residuos, que además, no son biodegradables. Estos residuos no recibirán tratamiento y posiblemente acabaran contaminando las aguas subterráneas.

Tal y como yo lo veo, la cooperación bien entendida es la que trabaja en el Norte. En el Sur se consigue la información, la mayor parte del trabajo es social, averiguar los problemas, enterarse de quien hay detrás. Y a partir de aquí, montar campañas de presión en el Norte. Un ejemplo reciente, la campaña de Greenpeace sobre un producto tóxico usado en la fabricación de ropa.

Sobre campañas, están también las que se hacen mal (siempre desde mi punto de vista). Las que perpetúan ideas racistas de: mira esos pobres negritos. Una visión de las cosas siempre distorsionada para generar pena, compasión, ideas que llevan a considerar a la gente de África y América Latina como seres incapaces, siempre un escalón por debajo. Es decir, ideas racistas. En contraposición, algunas ONG tienen como norma de comunicación evitar este tipo de cosas. Lo más evidente, evitar las imágenes de niñxs, y si tienen que aparecer que sea porque está justificado (tampoco se trata de quitarlxs de la foto). La idea que deberían transmitir es más bien la de cierta viñeta de Eneko: "No me des pescado ni me enseñes a pescar... ¡Quítale las alambradas a tu río!" La pobreza tiene causas y si se pretende luchar contra la pobreza no pueden obviarse.

Más cosas, la cooperación internacional tiene otro defecto, el que tiene en común con la idea de caridad. Muchas ONG enfocan su trabajo como si fuera caridad. Es decir, pidiéndole a la gente que dé algo que considera suyo para que otras personas puedan vivir un poco menos mal. Apelando a su bondad innata, etcétera. Así, cuando esas personas creen que aportar dinero no está "dando sus frutos", dejan de hacerlo o lo dedican a otra cosa. Es un problema de enfoque: no es caridad, es justicia, es derechos humanos. Si no se ven "los frutos" es porque por otra parte toda esa gente tan bien intencionada sigue dando dinero a la anti-cooperación (otro concepto interesante), que mueve muchísimo más dinero que toda la cooperación junta.

Lo dejo aquí, antes de que se haga más largo aún. Supongo que habrá segunda parte.