domingo, 30 de diciembre de 2012

En el parque

Yo no me había fijado nunca. Pero alguien me dijo que en ese parque es interesante desde un punto de vista sociológico (o quizá usó otra palabra). Dice que solo es posible encontrar estas combinaciones: niñxs españolxs al cuidado de sudamericanas, y niñxs extranjerxs al cuidado de españolas.

Es el mismo parque donde hace un par de años una niña que apenas sabía hablar dijo que no quería jugar con uno de mis sobrinos porque (según ella) era negro. Y yo solo me quedé a cuadros, preguntándome cómo se supone que se reacciona ante eso. Eché mucho de menos a su padre, él seguro que hubiera sabido qué decir. Seguramente algo simpático, con su gran sonrisa, y rápidamente tanto la niña como mi sobrino habrían olvidado el incidente y hasta quizá hubieran jugado un rato juntxs. El de la simpatía es un gran recurso, a mí me admira mucho.

Cuando están en Mozambique no les dicen que son negros. Los llaman whities.

Hacer como que el racismo no existe no parece una buena estrategia. Igual que no lo es con el machismo o con la homofobia. En todos los grupos oprimidos tiene más sentido actuar sabiendo que las opresiones existen, para desarrollar mecanismos para defenderse de ellas.

martes, 25 de diciembre de 2012

Regalos

De momento los regalos van ganando la partida. Hace unos meses decidí iniciar una campaña para que la gente de mi alrededor dejara de hacerme regalos, o por lo menos, regalos materiales. Supongo que no se lo dije a suficiente gente y que tampoco conseguí que las personas a las que sí se lo dije comprendieran completamente el mensaje. Supongo que también debe haber más causas.

El hecho es que durante el "periodo navideño" voy perdiendo.

¿Y por qué no quiero regalos? Pues porque me recuerdan lo contado tantas veces en este blog: el absurdo consumo de recursos que implican en la gran mayoría de casos. El objetivo de hacer un regalo es hacer momentáneamente feliz a la persona a quien se está obsequiando (o así debería ser). A mí no me hace feliz que me regalen cosas que no necesito. Me gusta que se acuerden de mí, pero no me gusta todo lo demás. Me siento culpable cuando acumulo demasiadas cosas. Además... soy un poco caracol, voy cambiando de lugar con mis cosas a cuestas, y cuantas más cosas acumulo, más difícil resulta.

¿De qué sirve que vigile mi propio consumo consciente si luego viene alguien y me regala todo lo que me he negado a comprarme yo? Es un dilema complicado, porque tampoco quiero ofender a las personas que quieren hacerme regalos.

Pequeño recuento de lo que llevo en estos últimos tiempos: la expansión de un juego de mesa, dos libros, un peluche, un pequeño muñeco de plástico, una mini-caja de bombones. Veremos cómo acaba.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Sobre publicidad

En las últimas semanas he visto muchas críticas feministas a anuncios de televisión, o de no televisión. Por ejemplo, en Las princesas también friegan se plantea la pregunta: ¿cuál es la imagen, las imágenes que queremos que se proyecten de nosotras?

Y esa es la gran pregunta. Y donde veo el mayor problema. Si estoy en contra del capitalismo y el sistema económico tal y como lo entendemos ahora, ¿cómo va a existir un anuncio que me guste? O más aun, ¿no sería mucho más preocupante que viera un anuncio que me gustara? ¿De verdad debo desear encontrar una buena reprensentación de las mujeres tal y como yo las veo? Eso me convierte directamente en una potencial compradora desde el punto de vista de El Sistema. Y yo no quiero que El Sistema me vea así, de la misma manera que no tengo ningún interés en resultar atractiva a determinados seres que me cruzo por la calle.

Aun así, la propaganda que sirve para intentar vender, también sirve como propaganda de El Sistema, y por lo tanto ayuda a perpetuar el patriarcado (esa gran prisión mental colectiva que perjudica tanto a mujeres como a hombres). En Pikara, leo un artículo sobre el sexismo en los catálogos de juguetes. Nada nuevo. Llevo desde muy pequeña enfadándome cada vez que veo un catálogo de juguetes. Y eso es lo triste, que sigamos así. Pero lo que realmente me deja perpleja (y aterrorizada) es un comentario en ese artículo que dice "Y lo peor es que casi siempre la cosa es tan sutil que no se aprecia, que no nos choca". ¿Sutil?? ¡Más evidente no puede ser!!

Es ese verlo sutil lo que me llevaba a enfadarme con las niñas de mi alrededor cuando yo también lo era. Aunque raramente lo mostrara. Me entristecía y me enfadaba por dejarse engañar, por caer en la trampa y no darse cuenta ni después de caer (al parecer les pedía mucho más a ellas que a ellos, ya que con ellos no me enfadaba tanto). Mirando con retrospectiva, creo que también eso me llevaba a menospreciarlas, cual amante desengañadx de novela rosa barata. Ahora intento no enfadarme con las personas, y solo hacerlo con El Sistema, me parece una actitud más útil. Y especialmente, intento no menospreciar a nadie, ya que eso me hace caer a mí en otra trampa de la que también se aprovecha El Sistema (divide y vencerás).

Hace unos meses Loreto publicaba una entrada sobre feminismo femme. Se puede ser femme y feminista, e incluso se puede ser femme y anticapitalista (que sí, que sí, de verdad, se puede). El problema está en cómo el Sistema se aprovecha de las respresentaciones de masculinidad y feminidad existentes y las refuerza para vender y así perpetuarse. No solo pasa con las representaciones de género, también con cualquier otra representación con la que nos identificamos. Quizá el ejemplo más claro es el frikismo, en sus muchas vertientes. Cada vez es más exagerado el tópico de "somos lo que consumimos". El problema es ese, definirnos a partir de nuestro consumo, nuestras máscaras de V de Vendetta, nuestra falda de Desigual, nuestro móvil iPhone de Apple, nuestros juguetes de Imaginarium, etc.

El problema es que somos nosotrxs quienes reforzamos El Sistema. El problema es que somos un nicho de mercado (porque lo permitimos al comprar lo-que-sea para identificarnos a nosotrxs mismxs). Es un sistema en bucle, donde somos la parte que debe controlar y sin embargo nos dejamos controlar, consiguiendo que el sistema tome vida propia.

Esto iba de anuncios. Me falta uno que me parece especialmente hiriente. Porque no pretende ser capitalista, ni pretende vender, sino que se supone que debe servir para concienciar y conseguir un mundo mejor. Hablo de ese anuncio en el que Imanol Arias se pone de príncipe azul salva mujeres maltratadas. Me ha parecido muy acertada la crítica leída en Nunca fui esa rubia. En la línea de la crítica hecha tantas veces sobre la representación de las mujeres maltratadas y los anuncios que se hacen para teóricamente combatir el maltrato. También June Fernández ha escrito varias veces sobre este tema, y en una de estas, nos habló de una campaña hecha en Nicaragua con un planteamiento totalmente distinto. Este me gusta más, claro.

Edito para añadir un enlace a este artículo de loboestepario.net. De cómo la publicidad ha ido cambiando el ideal de mujer y de cómo esa estética de consumo se ha ido convirtiendo en una declaración de identidad de las mujeres (aunque creo que puede verse algo parecido con la estética masculina). Y ya que estamos, también el artículo que estaba buscando al encontrar este. 

CUP

Discurs de David Fernàndez al debat d'investidura.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Clan

Hay un tipo de juegos de mesa en los que se crean identidades ocultas, que de entrada son colaborativos, pero que incluyen "unx traidorx" entre las personas que juegan, que tiene como objetivo para ganar lo opuesto al resto. Hay muchas variantes. (No voy a nombrarlos, aunque podría. Parece ser que conozco la mayoría de juegos de mesa que se venden en Barcelona.)

En este tipo de juego siempre existe la duda de cuando "delatarse". Cuando empezar a actuar como requiere el personaje para conseguir su objetivo y ganar. Mi filosofía suele ser "cuanto antes, mejor". Y ahora me siento un poco así en la realidad, con la necesidad de tomar medidas rápidamente, pero con la dificultad de la incomprensión sobre este hecho a mi alrededor. Una siempre piensa que el mundo no acabará hoy y que ya habrá tiempo mañana para cambiar. Pero ya vamos cuesta abajo y cada vez que invertimos tiempo y recursos en estar mejor en el escenario en el que vivimos, es menos tiempo y recursos que invertimos en ir en la dirección necesaria.

Y en esas sigo, pensando cositas. De mundos ideales y de mundos posibles. Supongo que con la esperanza de encontrar un mundo posible que sea habitable.

Recuerdo la serie de dibujos Gárgolas, que por esas cosas de la vida seguí durante algún tiempo. Me gustó la filosofía de clan, de la que hablan, aunque no se ve demasiado. Creo que es un tipo de vida que me gustaría. Formar una comunidad, sin que haya necesariamente ningún lazo sanguíneo entre lxs componentes, integrada por personas variadas que se complementan entre ellas. Dentro de este grupo habría personas de distintas edades, también niñxs, que no tendrían una figura de madre ni de padre tan marcada como en la sociedad actual. Así que las maternidades y paternidades serían compartidas en buena medida, sirviendo de referente, instruyendo, y permitiendo que cada criatura eligiera a quien quiere acercarse más.

Faltaría la parte de cómo se produciría la entrada y salida de personas de esta comunidad. Pero dado que no voy a instaurar el sistema, no voy a preocuparme por eso. Alguna manera encontraríamos. Quizá la curiosidad sería motor suficiente. 

Me gusta lo estable que resultaría. Quizá porque no me gustan mucho los cambios (por paradójico que suene esto viniendo de alguien que no para de pensar en cómo cambiarlo todo), especialmente en la parte afectiva.

Hace meses escribí una entrada que no llegué a publicar en la que hablaba de uno de los mayores problemas de terminar una relación de pareja. Si la relación es larga, esa persona pasa a ser mucho más que una pareja que da amor, sexo, y el resto de cosas que se supone que da una pareja. Se convierte en parte de la familia. Y renunciar a la relación con un miembro de la familia es muy duro. No debería darse esta renuncia a una pareja y a una parte de la familia de forma simultánea.

Aquí aclaro a qué me refiero con familia. Para mí familia es un concepto muy parecido al de clan, no se trata de los lazos de sangre existentes, ni al título que se le dé a la relación (hermanx, primx, madre, etc.). Se trata de la convivencia que ha existido, del tipo de relación, de conocerse, de confianza (no para contar secretos, sino para saber que esa persona seguirá a tu lado aunque tengas un mal día).

En este sistema imaginario, las personas podrían acercarse o alejarse según sus apetencias, pero una ruptura no sería un cambio tan brusco. Porque el resto de cosas no cambiarían, o no tendrían por qué cambiar. Y porque sería fácil que dos personas continuaran estando ahí la una para la otra si fuera eso lo que quisieran. Y porque habría otras personas en las que apoyarse fácilmente. Y ni siquiera tendría que existir el sistema de relaciones en parejas monógamas tal y como las entendemos ahora, y eso también creo que sería bueno.

O quizá lo estoy mirando solo por el lado bueno. No lo sé. Pero en general me gusta la idea de clan tal y como lo estoy imaginando.

martes, 18 de diciembre de 2012

Libro

Hace tiempo que no leo ficción. Me apetece leer un libro que sea así:

- Situado en otro mundo. Que se parezca a este en alguna cosa, pero sea distinto.

- Protagonizado por una mujer.

- Que la mujer no se limite a buscar a un hombre que tome las decisiones por ella, ni tampoco se dedique a entrar en pánico continuamente. Que tenga personalidad y no por ello deje de ser creíble como mujer.

- Debe existir la bisexualidad. Mejor si lo es la protagonista. O pansexualidad. O otra sexualidad que no sea convencional. Pero que se trate con naturalidad, no como si fuera lo único importante del personaje.

- Con aventuras, acción.

- Que me cuenten cómo funciona esa sociedad, distinta a la nuestra. Y que me sorprenda.

- Que acabe bien. O por lo menos, no horriblemente mal.


Como comentario, hasta la fecha los libros más parecidos a lo que pido que he leído son estos: Temblor, de Rosa Montero; La mano izquierda de la oscuridad, de Ursula K. Le Guin y Orlando, de Virginia Woolf. A la primera creo que le faltaba la parte de bisexualidad o similar, aunque no estoy segura. La segunda falla más, porque eso de "protagonizado por una mujer" no acabaría de ser... pero lo compensa hablando de una sociedad sin sexos diferenciados, que también me parece muy interesante. Y la tercera y última... es otra cosa. No es ciencia-ficción, pero tampoco es realidad. Y con el resto de puntos pasa algo parecido, es un "no pero sí" o un "sí pero no". Y como es otro de mis libros favoritos, también lo doy por válido.

No creo que sea casualidad que los tres estén escritos por mujeres.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Emociones y principios

Esto de tener a niñxs cerca permite observar comportamientos interesantes. Con los años aprendemos a moderar u ocultar algunas emociones, aunque siguen ahí. Lxs niñxs aun no han aprendido a hacerlo, así que pueden verse claramente.

Como la timidez. Conversación:
Alguien hablando con un niño - ¿En qué idioma has hablado con los otros niños?
Respuesta del niño - En ninguno. No he hablado, me daba vergüenza.

La timidez a menudo se confunde con "ser demasiado buenx". O con falta de carácter. O con hablar poco en general. Y no tienen nada que ver cada una de estas cosas con las otras. Entre personas adultas ya deberíamos haberlo aprendido, pero no, a menudo lo confundimos igual, y eso da lugar a malentendidos y situaciones inesperadas.

Más interesante es el sentimiento de culpa. Situación: dos niños jugando, uno le hace daño al otro involuntariamente. Reacción del que ha sufrido el daño: ponerse a llorar. Reacción del que ha hecho el daño: ponerse a gritar "DISCULPA".

El sentimiento de culpabilidad es muy desagradable, así que a menudo reaccionamos con agresividad, o a la defensiva, como si fuera culpa de la otra persona que nos sintiéramos así.

Gestionar las emociones es un tema complicado. Por lo general, nadie nos enseña a hacerlo directamente, en el mejor de los casos recibimos buenos ejemplos (que también podrían ser malos y reforzar más el problema) o buenos consejos (lo mismo). En un tema tan esencial en la vida como este, seguimos aprendiendo principalmente por la vía más salvaje, a base de prueba-error. ¿Cuantos de los problemas que tenemos vienen directamente de una mala gestión de las emociones, ya sean nuestras, ya sean de otras personas?

Como con el egoísmo, o la búsqueda de la máxima satisfacción personal. No creo que deba estar reñido con buscar un bien colectivo, o de varias personas. Dentro de una pareja, yo no estoy mejor si mi pareja está peor, al contrario. O en el conflicto España -  Cataluña, yo no estaré mejor si una madrileña está peor, y al revés tampoco creo que funcione. A menudo se plantean las cosas como si el hecho de que otra persona tenga algo me restara a mí. Y sin embargo, si todas las personas del mundo de repente se iluminaran y se pusieran a buscar activamente el bien colectivo, eso automáticamente provocaría el bienestar de todas las personas del mundo. Lo mismo suele funcionar dentro de grupos más pequeños: pareja, amistades, familia, países, comunidad de vecinos, club de go, etc.

Y aquí voy a comentar mi filosofía de principios y fines. Ante la frase "el fin justifica los medios", yo la niego rotundamente. El fin y los medios deben estar de acuerdo. Si mi objetivo es la paz, no la conseguiré con la violencia. Si mi objetivo es la supervivencia, la violencia puede estar justificada.

Dentro de las relaciones humanas, si mi objetivo es ser feliz, no debo hacer cosas que me hagan infeliz. Entonces debo saber qué me hace feliz y qué me hace infeliz. Por ejemplo, ¿me hace feliz que una persona a la que quiero sufra? Para mí la respuesta es que no, así que en la medida que pueda, evitaré el sufrimiento de las personas que quiero. Eso a veces puede entrar en conflicto con otros objetivos. Por ejemplo, ¿me hace feliz que me hagan daño? Respuesta obvia: no. Así que debo actuar para evitar que me hagan daño. Si eso entra en conflicto con el principio de "evitar perjudicar a las personas que quiero", debo poner en orden mis prioridades. Debo tener claro cual es el objetivo para poder decidir los medios.

No es un método infalible, claro. Siempre pueden producirse errores. O puede haber circunstancias en las que no dé tiempo a hacer toda esta reflexión. Pero creo que siempre es más fácil improvisar o rectificar si se tienen claras las ideas. Y de nuevo, siguiendo la misma filosofía, si después de cometer un error me dedico a mortificarme por ello, voy en contra de mi objetivo "ser feliz", así que trataré de evitar hacerlo. Sin embargo, sí trataré de aprender de la experiencia para futuras ocasiones, o si es un tema aun abierto, para tomar medidas paliativas (si le he pegado una patada a un muro, igual necesito vendarme el pie; si le he hecho daño a otra persona, igual debo pedirle perdón; si me he equivocado de rumbo, igual debo rectificar, etc.). 

Como con la timidez, hay quien confunde poner en práctica esta filosofía con "falta de carácter" (que si fuera el caso, ¿qué más da? ¿En qué sentido es mejor una persona "con carácter" que una persona "sin"? Especialmente cuando el carácter suele parecerse demasiado a la agresividad en este tipo de comentarios) u otras cosas. De nuevo, esto me demuestra que no tenemos claro lo que queremos en la vida. No creo que el problema sea solo con el amor romántico, creo que va mucho más allá.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Respirar

Hace años hablaba con una persona de esas a las que les contaba cosas difíciles. Una de tantas. Una más con la que luego perdí el contacto, como con la mayoría. Cosas de la vida moderna. Me fascina este encontrarse y separarse. Aunque no era el tema sobre el que pretendía escribir.

Decía que hablaba con ella. Y le contaba mi miedo por no saber lo que pasaba en la vida de una tercera persona. Y le dije algo como: ¿y si me necesita y no estoy? O quizá no. Quizá era algo más como: ¿y si le pasa algo y no me entero?

En cualquier caso ella me hizo ver lo absurdo de pensar así. Primero porque era muy poco probable. Luego, porque aunque le pasara, no cambiaba nada el hecho de que yo lo supiera. Y por último, porque esa persona no se preocupaba tanto por mí.

Y era cierto.

Ahora intento no cargar con lo que no me toca. Aunque a veces es difícil. Y vuelven mis miedos. A no estar. A no enterarme. Ahora respiro hondo y recuerdo... todas esas personas por las que me preocupé y que me lo pagaron haciéndome daño. No porque crea que no vale la pena preocuparse por otras personas, al contrario, sigo creyendo que cuando quieres a alguien (en el sentido amplio, no el que se refiere solo a la pareja) hay que darlo todo por esa persona. Sino por ponerlo todo en contexto y relativizar la importancia de los dramas del presente.

Si no estoy yo, estará otra persona o personas. Si he hecho algo inadecuado, será capaz de superarlo y seguir con su vida. Si nos perdemos, encontraremos a otras personas.

Respiro y pienso que en este instante lo único que importa es mi propia respiración. La vida sigue. Los malos momentos pasan. Las cosas que importan son siempre sencillas. Es la crema de calabacín con tostaditas (me encanta la crema de calabacín con tostaditas). Es poder sonreír a otras personas, no importa tanto quienes sean esas otras personas. Es tener personas a las que querer, tampoco importa tanto quienes sean esas personas. Es el hecho de respirar.

martes, 11 de diciembre de 2012

Sobre China

Leo un interesante y completo artículo sobre China. Según este, China está basando su crecimiento económico en una burbuja (muy parecida a la española) de dimensiones descomunales y que está muy cerca de su final. De ser cierto, provocará un terremoto en la economía mundial. Aunque también haría que bajara el precio del petróleo, lo cual, aquí en España, provocaría temporalmente cierta sensación de tranquilidad (puede que hasta bajara el precio de los productos básicos en relación a los salarios). Solo temporal, repito. Luego el precio volvería a subir, seguramente por encima de su precio actual y más allá.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Algunos escenarios

Ayer pasé largo rato discutiendo sobre posibles panoramas post-apocalípticos. Creo que en un contexto friky es una buena manera de introducir el tema. Tenemos muchas opciones:

- Montar negocios que funcionen durante la transición. Siempre me parece muy divertido esto de imaginar futuros en los que un grupo anticapitalista nos enriquecemos aprovechando el sistema capitalista y a costa del sufrimiento ajeno. Me hace pensar en lo que cuesta interiorizar los conceptos de izquierdas que rompen con el actual sistema. Y me da ganas de reír por no llorar.

- Seguir el ejemplo de ciertas personas de Estados Unidos obsesionadas con el "sálvese quien pueda"... durante un año. Pudiendo vivir un año con las reservas guardadas en un búnker, quien quiere sistemas alternativos durante toda la vida. Este tipo de cosas me hacen pensar que, si un día tiene que caer un meteorito que acabe con la vida en la Tierra, espero que me caiga justo encima de la cabeza para asegurarme una muerte rápida e indolora. ¡Qué menos!

- Apuntarnos a una comuna hippy. O algo así. Esta es mi opción favorita, claro.

- Una opción a medio camino. Ir a vivir a un pueblo, con terrenos para cultivar en los alrededores. Aprovechar nuestros conocimientos técnicos para hacer la vida lo más llevadera posible. Intentar juntar fuerzas (política local) para conseguir una autogestión eficiente y que no deje a nadie (por lo menos de esa zona) sin unos mínimos cubiertos. Esta es la más razonable.

- Alguna otra ida de olla tipo armarnos hasta los dientes. Lo que da miedo de esta opción es que seguro que a alguien le da por seguirla.

De la opción "cambiar el mundo" en plan global ni siquiera hablamos. Supongo que en el fondo no creemos que eso sea posible. Aunque alguna de las opciones (la tercera y la cuarta) sí que van en la dirección de hacer cambios locales que podrían llegar a representar un cambio más global.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Violencia y placer

Vuelvo a un tema más feminista, voy a intentar escribir una entrada difícil para mí. Pienso que como lectora de blogs, ante una entrada como esta me gustaría un aviso. Aunque soy yo: no soporto la violencia, soy capaz de ponerme a llorar solo por ver discutir a otras personas, y si estoy viendo una peli y me encuentro la escena de una violación, o cambio de canal o marcho de la habitación (según las circunstancias).

Y este es el tema: violación. Hace días escribí esta entrada. Al final hablaba de una historia no contada. No voy a contarlo todo ahora, pero sí a situarlo. Tenía cuatro o cinco años, o quizá ambas edades, lo cierto es que no recuerdo mucho.

María Llopis escribió sobre la violación que sufrió en La Habana. Y de cómo lo vio venir y decidió evitar el dolor físico. Y de cómo tuvo un orgasmo. Y a mí me da justo ahí, en el centro de mis pensamientos sobre este tema. Cuando me imagino volver a vivir una violación a menudo me lo imagino así, colaborando para hacerlo menos desagradable. Intentando disfrutar. Aunque suene contradictorio, o algo más allá de la contradicción.

Empecé a masturbarme con cuatro o cinco años. Después de. Aunque claro, no sabía lo que era. Al principio no sabía que una debía esconderse para hacerlo, de tan poco que sabía nada. Luego me llegó el mensaje de que era algo malo y que debía esconderlo. No, debía evitar hacerlo. Pero era incapaz de seguir mis "buenos" propósitos, así que me sentía culpable y me aterrorizaba que nadie llegara a enterarse de lo que hacía. Mucho mucho más tarde (ya adolescente) recuerdo que oí la noticia en la tele de que un estudio decía que la masturbación femenina no solo no era mala, sino que hasta mejoraba la salud de las mujeres. Y entre otras cosas, que subía la autoestima. Y yo pensé que no, que a mí solo me la bajaba y que ojalá pudiera dejar "ese vicio".

Puede que parezca que me he ido del tema, pero creo que no, que es la misma mierda. La mierda de sentirse culpable por sentir placer. La brutal violencia que supone sentirse culpable por sentir placer.

Cuando descubrí que había gente que cortaba el clítoris a las niñas, lo que más me cabreó no era la mortandad de niñas que eso provocaba, ni los problemas en los partos, ni otras cuestiones relacionadas con la salud. Era el hecho mismo de decir que una buena mujer no siente placer físico, hasta el extremo de robarle esa capacidad a las niñas. Y ese mensaje no hay que buscarlo lejos, está aquí mismo, nunca se fue. Basta buscar un poco en Internet para encontrarse millones de fantasías de violaciones en las que "ella en realidad lo desea", refiriéndose a que ella siente placer físico. Y aquí como nota: sentir placer físico NO significa desearlo. No lo significa en absoluto, y no hace que una violación sea menos violación. Puede parecer obvio, pero a mí me ayudó mucho hacerme esa observación.

Volviendo a mi tema, a menudo me he preguntado qué lleva a un niño a actuar como actuaba mi agresor. Su objetivo obviamente tampoco era el placer físico. Se le da demasiada importancia al placer. Creo que se trataba más de control, de poder.

En fin, la vida va de ser feliz, no de tener excusas para ser infeliz. Al final dejé de sentirme culpable por masturbarme y me dediqué a disfrutarlo como uno de los placeres sencillos de la vida.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Derrota

Hay días que me parece increíble que todo siga "igual". La gente en la calle, paseando de una tienda a otra, las luces de navidad, las conversaciones de planes futuros... De vez en cuando todo me parece un sueño.

Como ver un tren acercándose a toda velocidad y avisar al resto de la gente para que se aparte a tiempo, y que se limiten a ignorarme, a mirarme como a una loca y a seguir con lo suyo. Hasta conseguir que yo misma dude de mis sentidos.

Hacía tiempo que no dudaba tanto de mí y de mi capacidad para comprender el mundo. Una cosa es pensar que me falta información, o que no he analizado los datos que tengo con la suficiente atención, incluso que igual necesito otra perspectiva. Esto es muy distinto: es volver a doblepensar. Como vivir en dos realidades distintas a la vez, la que indican mis sentidos, y la que dicen lxs demás.

La parte positiva es que creo que ya veo el camino (aun borroso) y poco a poco van apareciendo los pasos a seguir. Me da miedo hacerlo sola. Pero también sé que los grupos de gente a veces necesitan que alguien empiece a moverse para poder seguirle, incluso cuando ese alguien tiene tan poco liderazgo como yo.

Vuelvo a acordarme de Battlestar Galactica. Quizá toca asumir la derrota y empezar a actuar en consecuencia.

Si en algún momento llego a ver el camino más claro, lo escribiré. Si no lo hiciera, este blog dejaría de tener su sentido (si es que lo tiene). Mientras, seguiré con las chorradas de costumbre. Como calcular cuanta energía gasto. Es un proyecto interesante, me considero una persona que gasta más bien poco en relación a la gente de mi alrededor, pero estaría bien cuantificarlo, quizá me sorprenda.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Algunas alternativas

Los últimos días he estado bastante de bajón. La charla a la que fui el miércoles pasado me dejó muy mal sabor de boca. Más que nada porque era por parte de uno de los grupos de gente que debería estar apuntando soluciones y respuestas, y en vez de eso, solo repitieron el manido "cambiar los hábitos de consumo". Que sí, que es necesario, más aún: indispensable. Pero no suficiente. Especialmente si solo se focaliza en la comida.

En The Oil Crash, han publicado un artículo traducido ofreciendo un sistema de "Simplicidad radical" en el que la clase media consigue vivir razonablemente bien en caso de "Gran Colapso" (cómo les gustan los nombres grandilocuentes). Es decir, como se podría vivir bien sin necesidad de gastar la cantidad brutal de energía que se gasta actualmente entre las clases medias de los países "ricos". Algo que, si te paras a pensar, representa una proporción de la población mundial francamente pequeña. También se le pueden criticar otras cosas, como que peca de exageradamente optimista (por muchas razones). Pero aun así, me parece interesante por el enfoque: estoy convencida de que es posible vivir perfectamente y ser plenamente feliz sin tanto gasto absurdo.

Decía que he estado de bajón, pero como siempre, llega el momento de "cambiar de chip" e intentar ver qué hacer a continuación, que sea razonable y no consista en tirarse por el balcón (o cualquier otra forma de suicidio). Hay muchas cosas que se están haciendo y que van en la línea de cambiar algunos de los problemas más graves que tenemos. Por ejemplo, para paliar en parte la dependencia de comida del exterior de las ciudades, en Barcelona está este proyecto: Incredible Edible. No es el único, hay varias cooperativas de consumo de alimentos, que siempre son de proximidad y a menudo ecológicas. En este mismo sentido cada día me gusta más la idea de volverme vegetariana.

De las elecciones catalanas, una de las mejores noticias fue la entrada de la CUP en el Parlament. En eldiario.es hoy publican una entrevista a Quim Arrufat. Me pasé las semanas previas a las elecciones contándole a todo el mundo que si fuera independentista, les votaría. No sé si convencí a alguna de mis amistades independentistas. En cualquier caso creo que tienen un discurso muy interesante y atractivo, y que va en línea de lo que cada día más personas creemos que debe ser la democracia.

En el mismo periódico digital, hace días entrevistaron a Ada Colau, de la plataforma de afectados por la hipoteca (PAH). Me declaro totalmente fan de esta mujer. De nuevo, hablamos de un movimiento social que intenta cambiar las cosas desde abajo, y que rechazan tener ningún líder ni ninguna lideresa. En este caso, toca otro tema vital: la vivienda.

Por supuesto, hay muchas más cosas que se están haciendo. Aunque sigo pensando que es poco probable que tengan éxito, creo que por lo menos hay que intentarlo.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Positivo

Entrada rápida. Solo para dejar aquí la web de Positivo, grupo de Mozambique que lucha contra el SIDA/VIH y la discriminación que sufren las personas infectadas. Recordar que aunque aquí ya no es mortal (aunque sigue existiendo el estigma y problemas de salud asociados), el SIDA sigue matando a mucha gente en otros lugares del mundo.