sábado, 22 de diciembre de 2012

Sobre publicidad

En las últimas semanas he visto muchas críticas feministas a anuncios de televisión, o de no televisión. Por ejemplo, en Las princesas también friegan se plantea la pregunta: ¿cuál es la imagen, las imágenes que queremos que se proyecten de nosotras?

Y esa es la gran pregunta. Y donde veo el mayor problema. Si estoy en contra del capitalismo y el sistema económico tal y como lo entendemos ahora, ¿cómo va a existir un anuncio que me guste? O más aun, ¿no sería mucho más preocupante que viera un anuncio que me gustara? ¿De verdad debo desear encontrar una buena reprensentación de las mujeres tal y como yo las veo? Eso me convierte directamente en una potencial compradora desde el punto de vista de El Sistema. Y yo no quiero que El Sistema me vea así, de la misma manera que no tengo ningún interés en resultar atractiva a determinados seres que me cruzo por la calle.

Aun así, la propaganda que sirve para intentar vender, también sirve como propaganda de El Sistema, y por lo tanto ayuda a perpetuar el patriarcado (esa gran prisión mental colectiva que perjudica tanto a mujeres como a hombres). En Pikara, leo un artículo sobre el sexismo en los catálogos de juguetes. Nada nuevo. Llevo desde muy pequeña enfadándome cada vez que veo un catálogo de juguetes. Y eso es lo triste, que sigamos así. Pero lo que realmente me deja perpleja (y aterrorizada) es un comentario en ese artículo que dice "Y lo peor es que casi siempre la cosa es tan sutil que no se aprecia, que no nos choca". ¿Sutil?? ¡Más evidente no puede ser!!

Es ese verlo sutil lo que me llevaba a enfadarme con las niñas de mi alrededor cuando yo también lo era. Aunque raramente lo mostrara. Me entristecía y me enfadaba por dejarse engañar, por caer en la trampa y no darse cuenta ni después de caer (al parecer les pedía mucho más a ellas que a ellos, ya que con ellos no me enfadaba tanto). Mirando con retrospectiva, creo que también eso me llevaba a menospreciarlas, cual amante desengañadx de novela rosa barata. Ahora intento no enfadarme con las personas, y solo hacerlo con El Sistema, me parece una actitud más útil. Y especialmente, intento no menospreciar a nadie, ya que eso me hace caer a mí en otra trampa de la que también se aprovecha El Sistema (divide y vencerás).

Hace unos meses Loreto publicaba una entrada sobre feminismo femme. Se puede ser femme y feminista, e incluso se puede ser femme y anticapitalista (que sí, que sí, de verdad, se puede). El problema está en cómo el Sistema se aprovecha de las respresentaciones de masculinidad y feminidad existentes y las refuerza para vender y así perpetuarse. No solo pasa con las representaciones de género, también con cualquier otra representación con la que nos identificamos. Quizá el ejemplo más claro es el frikismo, en sus muchas vertientes. Cada vez es más exagerado el tópico de "somos lo que consumimos". El problema es ese, definirnos a partir de nuestro consumo, nuestras máscaras de V de Vendetta, nuestra falda de Desigual, nuestro móvil iPhone de Apple, nuestros juguetes de Imaginarium, etc.

El problema es que somos nosotrxs quienes reforzamos El Sistema. El problema es que somos un nicho de mercado (porque lo permitimos al comprar lo-que-sea para identificarnos a nosotrxs mismxs). Es un sistema en bucle, donde somos la parte que debe controlar y sin embargo nos dejamos controlar, consiguiendo que el sistema tome vida propia.

Esto iba de anuncios. Me falta uno que me parece especialmente hiriente. Porque no pretende ser capitalista, ni pretende vender, sino que se supone que debe servir para concienciar y conseguir un mundo mejor. Hablo de ese anuncio en el que Imanol Arias se pone de príncipe azul salva mujeres maltratadas. Me ha parecido muy acertada la crítica leída en Nunca fui esa rubia. En la línea de la crítica hecha tantas veces sobre la representación de las mujeres maltratadas y los anuncios que se hacen para teóricamente combatir el maltrato. También June Fernández ha escrito varias veces sobre este tema, y en una de estas, nos habló de una campaña hecha en Nicaragua con un planteamiento totalmente distinto. Este me gusta más, claro.

Edito para añadir un enlace a este artículo de loboestepario.net. De cómo la publicidad ha ido cambiando el ideal de mujer y de cómo esa estética de consumo se ha ido convirtiendo en una declaración de identidad de las mujeres (aunque creo que puede verse algo parecido con la estética masculina). Y ya que estamos, también el artículo que estaba buscando al encontrar este. 

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho tu entrada, y me ha gustado mucho ese planteamiento: "¿no sería mucho más preocupante que viera un anuncio que me gustara?". Sin embargo, creo que no podemos pegarnos contra las paredes eternamente. Sí, claro, hay que pedirlo todo para conseguir algo, y sí, claro, no quiero decir que acabar con el capitalismo aquí y ahora sea imposible y entonces tenemos que conformarnos con adaptarlo un poco a nosotrxs, pero no podemos obviar que hemos sido producidxs en el Sistema y no podemos escapar a ciertas lógicas dado que no podemos concebir otras. ¿No vestimos? No todo el consumo responsable es un consumo capitalista, pero gran parte del consumo responsable no escapa del Sistema, aunque sea menos dañino. ¿Se puede vivir fuera del capitalismo? Aunque vivieras fuera del capitalismo, no podrías escapar de la exposición a él, a la publicidad, por ejemplo. Podemos querer acabar con la publicidad, pero dado que globalmente eso no va a ser posible ni a corto ni a medio plazo, ¿intentar mejorar la que hay es un fracaso? ¿es reconocer que es imposible?

    Volviendo a Desigual, yo no creo que el anuncio haya sido "para tanto" en comparación con otros anuncios (claro que es sexista, claro que es clasista, ¡joder! ¡es un anuncio!), pero me encanta que el análisis de género y de clase haya ido más allá de lxs cuatro locxs que vemos machismo y clasismo en todas partes, y que más gente esté tomando conciencia de los discursos misóginos y heterocapitalistas :)

    ResponderEliminar
  2. Intentar mejorar la publicidad puede incluso ser necesario. Por triste que sea. Pero es una lucha que solo puede fracasar. Una publicidad (tal y como se entiende actualmente) moralmente correcta es una contradicción en sí misma. La publicidad tiene como objetivo manipular la voluntad de las personas que están expuestas a ella, ¿qué puede haber más inmoral que eso? Y para conseguirlo buscan el camino más directo: los puntos débiles del subconsciente del grupo de personas que les interesan.

    Podemos pedir que se respeten unos mínimos, pero nunca será suficiente. Buscar esos puntos débiles no es un acto inmoral de la publicidad, es su propia naturaleza, pedirle que deje de hacerlo es pedirle que deje de ser publicidad. (Por ejemplo, como dices, no puedo pretender que Desigual que no sea clasista en su publicidad cuando ES una marca clasista)

    Aun así las críticas son necesarias. Es necesario *ver* el sexismo de la publicidad. Y a veces para verlo es necesario que alguien lo señale.

    Quizá lo que no me gusta es ir en la dirección de intentar cambiar la publicidad en vez de limitarse a señalar el sexismo. Quizá no se trata de encontrar una publicidad que me guste, sino de asumir que ninguna me gusta e ir señalando qué es lo que no me gusta de cada una. Para ser consciente de que está ahí.

    En cuando al capitalismo, quizá no es posible derrocarlo a lo grande. Creo que yo voy a intentar salirme de este sistema por la puerta de atrás, si la encuentro. De ser así, prometo dejar un rastro de piedrecitas blancas para quien quiera seguirme...

    (Leo el principio y el final de mi comentario y observo varias contradicciones... Lo dejo así, como muestra de la evolución de mis pensamientos al contestarte.)

    ResponderEliminar