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miércoles, 6 de mayo de 2015

No persona

Me obsesiona el binomio sentir y razonar. Nada nuevo.

Me explico y sobre-explico, razonando lo irracional, pero no sirve. Es esto. Pero las personas no se mueven en un plano racional, sino en uno emocional. De nada sirve que expliques todo, hasta el último detalle, si lo que transmites emocionalmente es otra cosa.

Y lo enlazo con el tema poliamor. Si eres leída como persona "completa", y no como persona necesitada de todas las cosas que teóricamente necesitamos en el mito de la media naranja, serás leída también como persona a quien se puede herir sin problemas porque puede aguantarlo todo. Como si el dolor de una persona segura fuera menos dolor que el de una persona insegura. Como si mis necesidades fueran menos importantes por saber cuáles son y poder explicarlas.

Y lo enlazo con el concepto de no-persona. Es la característica de cualquier grupo oprimido. Cualquier persona de un grupo oprimido es leída como menos persona que una persona del grupo privilegiado. Si se combinan varios tipos de opresión, se acumulan grados de no-persona. De ahí el problema de los derechos humanos, que no pueden ser aplicados sobre seres a los que no se consideran humanos.

Y salto al privilegio de ser sociable. Una persona sociable y una no sociable pueden explicar una misma cosa, por ejemplo un sentimiento nacido de una determinada situación. Jamás serán escuchadas de la misma manera. Cuántas veces otra persona dice justo lo que acabo de decir y a la otra le ríen la gracia y a mí me ignoran...

Hablaba con distintas personas sobre los filtros que ponemos cuando conocemos a gente nueva. Filtros para decidir si esa persona puede ser más importante o menos en tu vida. Para mí, lo principal es conseguir ver si la otra persona me está leyendo y tratando como persona o no. Y es mucho más difícil de lo que pueda parecer descubrirlo.

Y me doy cuenta de que las personas que son como yo, raras (leídas raras por la mayoría de gente), tienen más dificultades en poner los filtros porque es muy difícil encontrar personas que realmente te lean como persona. Nos acostumbramos a que nos traten mal. Y nos acostumbramos a aceptar como gran cosa solo el hecho de que nos miren. Esto significa, también (porque de por sí ya es bastante duro), que es difícil que podamos permitirnos poner otros filtros, tener en cuenta otros aspectos que no sean simplemente ese. (Y esto creo que está directamente relacionado con el hecho de que nuestras probabilidades de ser maltratadas sean mucho más altas, o que caigamos sistemáticamente en amistades/parejas a las que nos dedicamos más de la cuenta y que están desequilibradas y viciadas de inicio)

martes, 3 de febrero de 2015

De necesidades y revisiones

¿Qué hacer con la necesidad? Revisamos muchos conceptos en nuestras vidas, revisamos el amor, las relaciones humanas en general, el "no es no", los límites, el consentimiento, los prejuicios, las estructuras de poder, cada una de las diferencias humanas. Lo revisamos todo y nos encontramos con una gran sopa de ideas con las que intentamos montar algo con sentido.

Cada vez que miro internet, la mismas páginas que solía abrir, me choca la cantidad de temas sexuales. A veces tengo la impresión que es lo único de lo que se habla. Leo una entrevista, interesante en muchos sentidos, que pone al mismo nivel la necesidad de comer y la necesidad de sexo. Me escandalizo por momentos. Quien opina así, ¿conoce de las hambrunas que hay en el mundo? Puede que sí, puede que aun conociéndolas le parezca que está al mismo nivel. Pero a mí se me revuelven las tripas y se me revuelve el cerebro con esa comparación. ¿Debería revisarme también por esto o está bien que no me guste?

¿Qué hacer con la necesidad? ¿Qué hacer con la necesidad de afecto? He escrito sobre esto tantas veces ya... Sigo pensando en ello. La teoría del poliamor está muy bien y suena genial. Y yo quiero eso, y más. Yo quiero todo. Quiero no sentir este deseo que parece insuperable por momentos y que me bloquea entera. Me bloquea las palabras, el pensamiento, el sentir de cualquier otra cosa. Quiero no enamorarme o hacerlo de otra manera. Quiero que me baste con lo que reciba, aunque sea poco. Pero no funciona solo con pensarlo, solo con racionalmente llegar a la conclusión de que sería mejor, no va así.

Extrapolo este sentir mío a otras personas en situación de necesidad afectiva. Que son más o menos, todas las personas que viven en el margen. Cada una con sus particularidades.

Luego pienso en el bulling y otras forma de presión social excluyente, algunas de ellas con violencia física incluida. Y pienso en nuestra super solución para arreglar los problemas del mundo, hablar hablar y hablar. Y lo mezclo también con mi experiencia con criaturas varias, y el ideal de una educación con perfecta paz, harmonía, buenos sentimientos y valores feministas.

Creo que el feminismo que me gusta se olvida sistemáticamente de las criaturas. Habla de adultismo, pero lo practica mientras lo hace.

Igual que se olvida de la pobreza, incluso mientras la sufre. Como si no fuera con nosotrxs, como si la exclusión por pobreza no fuera una realidad. Las personas que mueren de hambre ¿necesitan el sexo tanto como la comida? ¿Necesitan el afecto tanto como la comida? Me da la impresión que necesitan afecto, pero no tanto el sexo. Quizá soy yo que soy rara, lo asumo, es así, no soy una muestra representativa de la sociedad. He llegado a desear el contacto sexual con otra persona hasta el punto de sentir dolor físico, pero sigo pensando que el afecto y la comida son más importantes.

Leo sobre adicciones, leo con sorpresa una noticia en la que quien escribe se sorprende de descubrir que las adicciones tienen una componente emocional importante, que dependen de su situación personal. Lo que me sorprende es su sorpresa, ¿no es evidente esta conclusión? Me pasa a menudo, asumo que todo el mundo sabe lo que yo sé, pero no. Igual que yo no sé tantas cosas. La gente no suele tomarse bien cuando me sorprendo de que no sepan las cosas, y yo lo siento, no es con mala fe.

Las adicciones se superan mucho mejor con una buena situación personal y emocional. Bien, pero, ¿cómo llegamos a ella? ¿Nos dedicamos a "rescatar" a la gente? Eso no nos gustaba, porque es paternalista y el paternalismo no nos gusta. Es como lo de la pobreza, con 50 euros no voy a arreglar nada, y yo también estoy (teóricamente) por debajo del humbral de la pobreza, así que no hago nada. Hay tanta gente con tantas carencias afectivas que ¿cómo cubrir las necesidades de todas? Y más ¿cómo voy a hacerlo yo que también tengo grans problemas de carencias afectivas?

Yo no hubiera hecho nada con mi vida si no me hubieran ayudado, sería una sombra en vida o habría muerto. Cuando hablamos de dependencias y de capacidades siempre lo tengo presente. Yo también me siento discapacitada, solo que no de manera visible. Cada vez que veo a alguien hablando del tema "diversidad funcional" en parte me siento aludida, aunque a la vez me doy cuenta de que la persona que habla no me incluye en ese grupo. Es uno de mis cortocircuitos mentales cuando me muevo por el mundo, especialmente en espacios feministas. En cuanto a leído mujer, y a menudo, leída lesbiana, tengo un espacio para mí, pero luego se espera que me comporte de manera sociable. O quizá no se espera, pero lo siento así. ¿Cómo evitar eso? ¿Cómo hacer que todas las personas, con sus infinitas variaciones, se sientan aceptadas e incluídas?

En temas de poliamor, consentimiento y feminismo en general se dice eso de "pregunta". Yo pregunto mucho, pero entonces la gente se me queda extrañada. Me dicen que por qué pregunto tanto. Supongo que pregunto cosas evidentes, pero es que para mí no son evidentes. Pensaba, por ejemplo, en que cada vez que llegue el momento de "darse dos besos" debería preguntar. Y luego he pensado que nadie lo va a entender. O muy pocas personas. Y me pregunto qué sentido tiene que yo, que tengo inmensos problemas de sentir rechazo social, haga lo que para mí es un esfuerzo titánico como preguntar verbalmente algo que me parece tan intimo o tan contrario a las normas sociales, sabiendo que lo que más encontraré será rechazo. Y sin embargo, muchas personas dan dos besos sin querer hacerlo, sintiendo rechazo hacia el contacto físico a cualquier nivel. La única razón por la que lo haría es porque creo que soy de las pocas personas que se dan cuenta de ello.

Hay personas que sienten rechazo hacia cualquier contacto físico, y hay personas que si no son abrazadas y tocadas continuamente no se sienten acogidas. La única solución es preguntar, pero preguntar genera agotamiento, y a algunas personas, nos cuesta especialmente hacerlo. También a algunas nos cuesta más que a otras contestar cuando nos preguntan algo. ¿Cuantas veces debo haber sentido durante un instante que me iba a estallar la cabeza después de recibir una pregunta? Y me quedo callada durante un momento (antes solía ser bastante más tiempo), para poder gestionar mi agobio por una parte, y para poder ordenarme las ideas por otra (el problema es que me aparecen demasiadas posibles respuestas y no puedo darlas todas a la vez). Yo necesito recibir paciencia y ver muestras claras de interés en la otra persona para poder sentirme a gusto, y sin embargo, hay gente muy impaciente. A veces yo también lo soy. A veces pedirle a mi cabeza que deje de correr tanto para darle tiempo a hablar a otra persona, mientras me concentro para no dejar de prestarle atención ( y especialmente, que no note que mi cabeza quiere irse divagar sobre otros asuntos que no le incluyen), a veces me parece un esfuerzo sobrehumano. ¿Cómo se combinan ambas necesidades? Incluso en un mundo ideal sería difícil. En este, totalmente imposible.

Creo que el feminismo que me gusta a veces se pasa de optimista. Lo queremos todo y lo queremos ya. Así que por una parte pretendemos acabar con las normas sociales y por otra intentamos que todas las personas se sientan incluidas sin darles unas referencias (normas sociales) de guía. Lo que resulta es que se dan consignas que se van difundiendo hasta que aparecen ("se crean colectivamente") otras supuestamente mejores y se intenta que reemplacen o complementen las anteriores.

Un lío.

Y además, un lío que se da dentro de un sector de la población minúsculo.

Volviendo al principio. Más o menos todas las filosofías de no-monogamia con principios incluye un punto de partida que es una red afectiva. Se supone que es la garantía para aguantar todo el resto. Esas redes afectivas son las que se supone que compensan esa necesidad de que hablo, se supone que cubren la necesidad de afecto e incluso quizás otras, como la económica o la sexual.

El tema es... ¿quien forma parte de esas redes afectivas? En las representaciones que he encontrado hay básicamente cuerpos normativos, a menudo con bastante dinero. A veces son cuerpos con cierta disidencia de género, a veces son no blancos, pero poco más. Si las redes afectivas son, a efectos prácticos, un grupo de amigxs, creo que no se está cumpliendo el objetivo de acabar con la exclusión.

(Voy a publicarlo tal cual, aunque seguramente requiere bastante revisión y también me gustaría incluir algunos enlaces, pero ahora no tengo tiempo y no sé cuanto tardaré en tener tiempo y ganas de hacerlo)

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Tienes que ser independiente

Cada vez estoy más harta de las teorías que replantean todo el tema del amor romántico sustituyendo el "mi felicidad depende completamente de mi persona amada" por un "mi felicidad depende única y exclusivamente de mí". Esto no es verdad. Las personas dependemos las unas de las otras. Pedirle a alguien que no dependa de nadie es pedirle que sea eternamente infeliz, que se pase la vida intentando algo completamente imposible.

Como el rollo de los libros de autoayuda de "mejora tu autoestima". Como si una pudiera mejorar su autoestima así simplemente por decidirlo. Como si fuéramos burbujas aisladas. "¡Qué gilipollas, pudiendo decidir ser feliz, me dio por decidir no serlo!".

Mi felicidad depende de muchos factores. Por ejemplo, sí, de que me quieran, de que me cuiden, de que me mimen un poco de vez en cuando. No puedo no necesitar todo eso. Tampoco puedo volverme totalmente inmune a la influencia de los mensajes culturales como "por ser mujer vales menos", o "si crees que te gustan las mujeres y los hombres es porque no sabes lo que quieres", o "si no sabes socializar eres un bicho raro y mereces vivir marginada", etc.

En realidad son cosas que sabemos, por eso nos unimos, por eso buscamos personas afines. Pero enseguida nos olvidamos. Nos dicen "tienes que ser más independiente, no puedes poner toda tu felicidad en manos de otra persona". Y volvemos a fustigarnos, "no soy lo bastante independiente, ¡mierda!, no consigo dejar de amar, no consigo dejar de pensar en X, no consigo estar bien sin mimos de otras personas, no consigo estar bien sin que otras personas me digan lo maravillosa que soy, así que hay algo en mí que no está bien, no soy lo bastante feminista, no estoy lo bastante empoderada, no soy LA persona ideal".

Vivo en una sociedad que me enferma. Vivo en una sociedad enferma. No creo que nunca deje de ser una inadaptada, porque no puedo adaptarme a un imposible. Algunas cosas de mí no puedo cambiarlas y algunas otras no quiero cambiarlas. Por ser como soy, necesito mucha ayuda para estar bien. Una de las pocas cosas útiles que he aprendido es a respetar mis límites. Reconocer (ante mí, de entrada) que necesito a otras personas forma parte de ello.

Así que sí, creemos comunidades, busquemos maneras de depender emocionalmente un poco menos de personas individuales (lo de "toda la felicidad depende de mi pareja" es peligroso porque es poner todos los huevos en una sola cesta), busquemos objetivos vitales o cosas que nos guste hacer que no consistan únicamente en estar con otras personas, pero no me pidáis que sea una superhumana capaz de vivir sin nadie más.

miércoles, 9 de abril de 2014

Me falta una palabra para esto

En este artículo de Píkara, hay el vídeo "Eaten by the heart" (en inglés), donde nos cuentan que besar "no forma parte de la cultura africana". Y donde se habla como de tener el "corazón roto" por cosas que no son el amor romántico tal y como lo entendemos en Europa. Creo que comparar vivencias entre distintas culturas es la mejor manera de darse cuenta de hasta qué punto esas vivencias son culturales. (Aunque echo de menos algún matiz, para el que me necesitaría también más conocimientos)

Hace tiempo que me está faltando una palabra para referirme a las personas con las que tengo un vínculo emocional importante para mí. Una categoría en la que las personas entren según la importancia que tienen para mí, y no según si tenemos adn común, o si mantenemos relaciones sexuales, o si nos vemos para hacer cafés (con o sin café), etc. Pienso que si me gustó el poliamor tal y como lo presentaba Brigitte Vasallo fue, entre otras cosas, por cómo pone el acento en el compromiso. Necesito ese compromiso. Me gusta el compromiso. Pero no entendido como privación de libertad o negación de mi ser. Así que me falta una palabra para decir "tengo un compromiso hacia esta persona". No una palabra que sustituya a "pareja", sino una que la amplíe, una en la que quepa también mi hermana o mi madre, una en la que el deseo sexual no sea una frontera sino una posibilidad más, una en la que ni siquiera sea indispensable la total reciprocidad.

¿Alguna sugerencia?

miércoles, 19 de marzo de 2014

El sexo de los ángeles

[Post película El sexo de los ángeles. Muchos spoilers]

- Si no lo hubieras visto, no hubieras notado nada, ¿no? 
- No... 
- Entonces no te estoy quitando nada.

No podría haber elegido peor momento para ver esta película. Miento. Ha habido momentos mucho peores.

- Quan t'enfades et poses molt agressiva. 

Quizá no es el peor momento, pero sí uno de los malos. Mal mal mal...

Privilegios sexistas por todas partes. Era más feliz cuando no los veía. Pero esta es otra mentira. No existe un "cuando no los veía". Siempre los veía. Es solo que antes no estaban tan claros, tan delimitados, tan imposibles de camuflar... Ahora no puedo hacer como que no los veo.

- Ara t'estimo més encara, perquè m'acceptes tal com sóc. 

Bonito, ¿no? Entonces, ¿por qué mi estómago se revuelve? ¿Por qué tiene que ser ella la que lo entienda a él? Ella es el problema, ella es a la que hay que convencer. ¿Por qué me jode tanto que sea así? ¿Por qué tengo la sensación de que a ella la están domesticando mientras ellos están siendo más como les apetece ser?

No, esto no es lo que quiero. Esto no es un referente. Esto no me sirve de nada. Solo duele.

Me gustaría poder estar aunque solo fuera por un rato en un ambiente no patriarcal. Para saber cómo es. ¿Cómo se puede vivir de forma no patriarcal habiendo bebido solo cultura patriarcal? A veces me satura tanto intento de escapar de este laberinto sin fin. Replantearlo todo... en un mundo que no cambia (o no lo bastante rápido).

Lo mejor de la peli creo que son las escenas de sexo. Y que es bastante creíble. Quizá para mí esto también es lo peor, que es creíble, que no cuesta imaginar esa situación, y esos comportamientos, y la sensación de que ha cambiado todo, sin haber cambiado nada. 

miércoles, 12 de marzo de 2014

Celos

Cuando pienso en los celos a menudo me acuerdo de una peli que vi hace tiempo, una peli romanticona en la que salía Brad Pitt. Había una hija leyéndole a su madre enferma. Y le leía la historia de él, su amante. Y eso incluía leer otras historias amorosas que había tenido él. Y la hija le preguntaba a la madre si prefería saltarse esa parte (o algo por el estilo) y ella decía que estaba bien, "me alegro de que estuviera acompañado".

Cuando siento celos a menudo viene esa frase a mi mente. "Me alegro de que estuviera acompañadx". Y entonces me alegro de verdad. Me alegro también de que ahora mismo varias personas a las que quiero mucho tengan al lado a alguien que les quiere mucho también. (Creo que esto es lo que llaman compersión algunas personas poliamorosas, aunque yo siempre lo había llamado empatía.)

Ahora con M. hablamos mucho sobre todas estas cosas, celos, poliamor, anarquías relacionales, comunas, comunidades, amistades... Creo que hemos convertido nuestras vidas en laboratorios de experimentación sobre el amor y las relaciones. Cuando decides que todo lo que habías creído que era inamovible ya no te vale, empiezan a caer mitos uno tras otro, y unx siente que ya no vale lo que digan otrxs, que debe encontrar el camino por sus propios medios. Cada vez que pienso "no puedo con esto", me pregunto "¿seguro que no?".

Los límites entre la amistad y el amor "de pareja" se me han difuminado hasta puntos insospechados. Últimamente me pregunto mucho donde están esos límites, si es que existen, o si solo existen muchas maneras de querer. A cada persona se la quiere de manera distinta, ¿no? Sin embargo, hay claramente dos extremos, la persona a la que quiero ver a todas horas (en plan obsesivo), y la persona de la que me canso si nos vemos tres días seguidos.

Con los celos tengo observado hasta la fecha que van a temporadas. Hay días en las que me siento terriblemente celosa con todo el mundo (aunque no haya sentimientos de amor romántico de por medio) y hay días en los que tengo la impresión de que "todo me parece bien". Pienso que a menudo mis celos son casi pura envidia. Envidia de todas las cosas que me gustaría tener en mi vida y que no tengo. Cuando pienso en que las "parejas de" tienen buena parte de eso que yo quisiera tener, la envidia puede llegar a cegarme. Y luego hay momentos como ahora en los que pienso que con algunas de esas personas ya viví los momentos bonitos que quería y ya los disfruté, y eso en sí mismo ya es suficiente, y con otras en cierto modo también tengo buena parte de lo que quiero, aunque no sea todo.

Me he dado cuenta de que puedo estar enfadada sin estar celosa. Si alguien no ha cumplido sus pactos, puedo enfadarme con esa persona y no mezclar en absoluto a su/s otra/s relancion/es. Si alguien considero que no me ha tratado todo lo bien que debería haberlo hecho, lo mismo. Puede parecer poca cosa, pero creo que es importante. La inercia social es odiar a la "zorra robaparejas". Evitar caer en eso me reconcilia un poco conmigo misma.

Cosas que creo que afectan al estado de mis celos:
- Si mis necesidades afectivas están cubiertas o no. Ahora más o menos lo están, pero es como el comer, no vale con hacerlo un día y ya vale para todo un mes, sino que se requiere un continuo. Cuando tengo escasez en este sentido, estoy peor en general, y más celosa en particular.
- Cómo me sienta respecto a mí misma y a la vida que llevo.
- El punto en el que esté la relación con unas cuantas personas que son especialmente importantes para mí. O en otras palabras, si me siento importante para esas personas, y si las he visto (quien dice visto dice contactado) con una frecuencia suficiente.
- Circunstancias varias, como los niveles hormonales relacionados con el ciclo menstrual. Por ejemplo, cuando tengo la regla me apetecen mimos especialmente, y estoy especialmente sensible a su carencia. Eso me genera frustración y la frustración lleva a los celos (y los celos al odio y el odio al lado oscuro).

Me gustó leer esto: "¿Se pueden evitar los celos?". Y el artículo de la mosca cojonera en El País, "Si no sufro, el amor no ha sucedido (o mejor desaprender los celos)". Y escuchar a Marcela Lagarde hablar sobre los mitos del amor romántico (el principio es como muy hetero, pero hacia el final habla también sobre el amor lésbico). Y ya dejo de poner enlaces que estoy que no paro con el tema...

martes, 21 de enero de 2014

Hablar bien

"No solo se trata de hablar, se trata de hablar bien."

Hace poco me di cuenta que tanto darle vueltas a todo esto de las relaciones, el amor, el poliamor, etc. sí que me había servido de algo. En realidad son pequeñas cosas, pero las pequeñas cosas importan.

He estado viendo el vídeo de Victoria Rosa sobre cómo iniciarse en las relaciones abiertas (o en la no-monogamia en general). Me ha gustado básicamente la parte en la que hablan de comunicación, y señalan especialmente eso, que no se trata solo de ponerse a hablar, sino de hablar bien. Me recuerda a esa frase que leí hace años quien-sabe-donde, "no me quieras mucho, quiéreme bien". Señalan, por ejemplo, las inercias de pelearse, o de imponer posiciones, o de callar y cerrarse en banda.

Me he acordado de S. y de esa vez en la que nos pusimos a discutir por algo que no recuerdo. Y yo me puse en modo agresivo absurdo. Y ella me paró los pies y me cambió el chip completamente. Y me di cuenta de lo que estaba haciendo y de lo ridículo de la situación. Me había puesto en modo agresivo absurdo por la sencilla razón de que creía que era lo que tenía que hacer, es lo que pasa en las películas cuando una pareja discute (o dos personas que se quieren en general), que empiezan a atacarse mutuamente y cierran la puerta a cualquier posible comunicación sana. Y luego se arrepienten, pero ya es tarde... y lo pasan mal mucho rato, pero luego se reconcilian y entonces es todo precioso y superemocionante.

Cuánta mierda que he visto en mi vida...

Desde ese episodio con S. que trato de no olvidar en ningún momento que no quiero hacer lo que no quiero hacer. Es decir, si quiero a otra persona, así en general, no quiero hacerle daño, así que debo tratar de evitar comportarme como si quisiera hacérselo. Supongo que no siempre lo consigo, pero por lo menos la idea está ahí.

Y aun así Victoria Rosa insiste en que lo primero es ponerse a hablar. Que seguramente de entrada (y no solo de entrada) cometeremos errores, pero aun así hay que ponerse a ello.

Y aquí me he acordado de esa vez en la que me puse muy muy muy celosa con D. Ya habíamos decidido intentar un algo no monógamo. Y me sentí terriblemente celosa y creí que jamás de los jamases sería capaz de superarlo y que había cometido un terrible error creyendo que sí. Y me acordé de los sabios consejos que había leído sobre relaciones poliamorosas. Y decidí hacer lo que siempre decían: hablar. Así que se lo conté. Fíjate que tontería, solo eso, se lo conté. Y me respondió. Y por arte de magia, el 99% de los celos desaparecieron.

Puntos indispensables (no necesariamente en este orden):
- Saber por qué lo haces
- Comunicarse, a pesar de los miedos
- Tratar de comunicarse bien, empatizando con la/s otra/s persona/s
- Intentar saber qué es lo que quieres y qué es lo que no (marcar las líneas rojas)

Poco a poco he ido aprendiendo más sobre qué tipo de relaciones busco. Y lo he hecho extensivo a todo tipo de relaciones, incluyendo amistades, familia, gente-a-la-que-veo-a-veces, etc. 

Por ahora el precio ha sido bastante alto, porque hay varias personas que eran importantes para mí a las que he alejado... De momento no he cerrado la puerta a nadie, y espero no tener que hacerlo, aunque si se da el caso aplicaré mi máxima de "lo importante son las personas, no las relaciones". Mejor que cada cual vaya por su lado que tratar de mantener una relación que solo nos hace daño... Y el balance no es tampoco tan malo, porque también he podido acercar a otras personas, y espero poder seguir en esa línea.

viernes, 3 de enero de 2014

Cuestionarse

La mosca cojonera cuenta que esto del poliamor o de las relaciones no-normativas puede ser más complicado de lo que parece de entrada (partes 1, 2 y 3). Creo que está bien tenerlo en cuenta, tomar decisiones pensándolas un poco y poder recordar las propias razones cuando las cosas se complican. Muy especialmente esto último, las cosas tarde o temprano se complicarán, así que más vale que sepas por qué lo haces. No es la primera vez que leo comentarios suyos en la misma línea...

Cuando escribí "soy bisexual" por primera vez en algún lugar de internet, alguien anónimamente me respondió que no siempre el camino más complicado es el bueno, es decir, sugiriendo que quizá me equivocaba, que quizá para mi era mejor un camino más fácil, es decir, que igual era yo hetero y estaba autoconvenciéndome de ser bisexual solo por complicarme la existencia. Según fue pasando el tiempo descubrí que es una reacción bastante habitual cuando alguien dice ser bisexual, pero no es este el tema.

Está muy bien preguntarse si estás siguiendo el camino que quieres. Está muy bien dudar. Lo que me gustaría es que se extendiera este hábito. Que cuando una persona dice o da a entender que es monógama, alguien le pregunte si está segura de que eso es lo que quiere ser. Que si alguien dice o da a entender que es hetero, automáticamente salte la pregunta, ¿pero ya te lo has pensado bien? Que a todas las personas cisgénero, al proclamar su género a los cuatro vientos, les hicieran la pregunta unánime ¿y cómo lo sabes?

Porque siempre somos lxs mismxs quienes tenemos que cuestionarnos. Porque ellxs nunca lo hacen. Porque lo difícil de ser no-hetero, no-cisgénero, no-monógamo* es ser minoría, es tener que ir contracorriente, es la inercia que siguen quienes no se cuestionan. Me gustaría que por lo menos una breve época en sus vidas tuvieran que planteárselo, sentir temblar sus cimientos, sentir el miedo, la falta de referentes, la necesidad de una comunidad de personas que hayan pasado por la misma experiencia. Me gustaría que por lo menos una vez en sus vidas, ellxs fueran lxs rarxs.


(*) Y tantas otras etiquetas asociadas a maneras de vivir no normativas. Que son muchas.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Más vueltas sobre el amor romántico

De nuevo ando replanteándome todo el tema de las relaciones afectivas, el amor, la vida, las prioridades, los objetivos vitales, el tiempo del que disponemos, el tiempo que realmente usamos... Y las estructuras, claro. Las estructuras en todos los puntos anteriores. En esas estoy y encuentro que



jueves, 5 de diciembre de 2013

Compartir amores

- En realidad, lo que no quiero es verte y tener que contener las ganas de abrazarte, besarte, mimarte. ¿Por qué debería hacer eso? ¿Si a mí me parece bien y a ti también, qué sentido tiene renunciar a todo eso? En realidad, todo lo demás me importa bastante menos.

He leído esto y me ha parecido precioso. 

¿Por qué se plantea el poliamor como si estuviera diciendo que quiero compartir a una persona a la que quiero, como si estuviera perdiendo algo? De ahí todo el rollo de los celos, de las discusiones sobre su inevitabilidad y demás. Prefiero plantearmelo al revés, estoy ganando la opción de estar con personas que de otra manera quizá no querrían estar conmigo, porque dedicarían su exclusividad a otrx. Y estoy muy harta de ese muro infranqueable, que siempre tengo que respetar porque va contra mis principios hacer otra cosa.

jueves, 19 de septiembre de 2013

OITNB, bisexualidad y cosas mías

Orange is the new black es la serie de moda. Tanto, que ya tiene su correspondiente abreviatura: OITNB.

Yo la vi de golpe hace... no sé cuanto. He perdido la noción del tiempo en los últimos meses. Supongo que hace eso, mes y medio o dos meses. Después de que algunas personas me la recomendaran insistentemente. Y aun la tengo atragantada. Tengo claro que es una de las mejores series que he visto. Casi puedo asegurar que me gustó e incluso que me gustó mucho. Y aun así, aun no he sido capaz de procesarla. Me quedó cierta angustia asociada a la serie que aun no he conseguido ni descifrar ni aliviar, y tampoco estoy muy segura de si eso es bueno o malo.

Me propongo hacer lo único que creo que va a ayudarme: escribir. Mentalmente lo estaba haciendo hace un rato y me he encontrado con una dificultad importante y es que me disperso un montón. Hay TANTO a tratar, tantas implicaciones políticas y personales, que veo imposible hacerlo de una tacada, así que iré escribiendo según pueda y según vaya saliendo.

Aviso de que vienen spoilers.

De entrada me quedaré en terreno conocido: la bisexualidad de la protagonista, Piper Chapman (si es que puede llamarse así cuando ella en ningún momento se etiqueta). Posiblemente sea la faceta de ella con la que más me identifico. Y observé ampliamente, muy ampliamente, la constante bifobia del entorno en el que se mueve. Creo que de ser yo, no hubiera tardado mucho en mandar a la mierda a mis dos amantes... En la serie queda muy bien reflejado lo que es la bifobia, aunque desgraciadamente, creo que no se le hace la crítica que merece, no hay ni un solo elemento de contrapunto, ni una sola persona que argumente contra los comentarios bífobos, por supuesto tampoco por parte de ella.

Ejemplos. Larry (el novio) está preocupado por si a ella le da por ponerle los cuernos... Y esto lo verbaliza hablando de si a ella se le ocurrirá "volver a cruzar de acera". Como si fuera cambiando, como si no fuera siempre la misma persona con los mismos gustos.

Y ella (Alex Vause)... Tropecientos comentarios tirándole en cara que se "volviera hetero". Y la amante de la amante, en algún momento llega a decir "las heteros son así, no puedes fiarte de ellas". Supongo que podría decir que esto es "heterodesignación". Me limitaré a comentar que este es el problema de tener una identidad con tan mala prensa incluso entre los sectores con mala prensa. Las personas que deberían usar su identidad para protegerse, la evitan, así que no les queda más remedio que ser consideradas alternativamente cosas que no son: o lesbiana o hetero, no hay más opciones. Y esto las hace (nos hace) más vulnerables a los ataques de ambos lados.

Por otra parte, aquí me toca hablar de privilegios. Del privilegio hetero y de mujer-como-debe-ser. (Y también blanca y también cisgénero, pero de esto escribo más otro día). Privilegios de los que la protagonista se aprovecha conscientemente, por lo menos de entrada. Sobre esto, varias cosas.

- Qué subidón cuando se decide a renunciar al privilegio hetero. A lo grande, discurso (suicida) incluido.

- Y segundo. Lamentablemente, con esta parte también me identifiqué un montón. El privilegio hetero está ahí...

Esto me cuesta especialmente reconocerlo porque a menudo es usado en nuestra contra, en contra de las personas que considerándonos no-heterosexuales, seguimos siendo leídas como heterosexuales en algunos contextos. A mí personalmente es un tema que me ha provocado muchas dudas en muchos momentos y aun no he conseguido encontrar una respuesta a todo. Asumo que si fuera heterosexual sería peor, pero creo que en ese caso no tendría la sensación de traicionar a lxs míxs. O no tanto.

El hecho es que quiera o no, me gustara o no, lo hubiera pedido o no, yo tuve esos privilegios, y en parte los sigo teniendo. Y aquí viene algo peor aun: yo he podido elegir. Odio escribir esto, y creo que he argumentado en contra de ello cientos de veces, pero tal y como ahora veo las cosas, no puedo defender lo contrario.

Argumentaba, por ejemplo, que una no elige de quien se enamora. Pero por otra parte... una sí elige con quien mantiene una relación, o a qué personas quiere tener cerca (quizá una no pueda decidirlo sola, pero es una parte importante de la decisión). Yo elegí durante una temporada estar con un hombre en una relación monógama. Yo puedo saber que la relación no fue tradicional en todos los sentidos, pero también sé que desde un punto de vista exterior, nuestra relación parecía tradicional. Que lo pareciera es suficiente como para tener todos los privilegios de pareja heterosexual. Y yo lo sé, porqué también me he movido por la calle mostrándome como lesbiana (siendo leída como lesbiana) y sé que es completamente distinto, que es mucho más desagradable, que una siente muchísimo más su espacio invadido, su intimidad inexistente.  Una siente más el miedo. Ir por la calle con un hombre es como ir con un comodín de inmunidad contra acosadores. Ir con una mujer es lo opuesto, es como "ir provocando".

Cuando empecé a salir con D. (hombre blanco cisgénero y leído como heterosexual, aunque no lo sea) tuve muchas dudas sobre esto. Llegué a plantearme terminar con la relación solo por esto. Como manera de renunciar a estos privilegios (aunque entonces no lo hubiera expresado así). No lo hice, me pareció absurdo renunciar a estar en una historia que me apetecía solo "solo" por esto.

Incluso aunque lo hubiera hecho... yo habría tenido la posibilidad de elegir. El hecho de que me lo planteara lo demuestra. Tener la posibilidad de elegir ES en sí mismo un privilegio.

A la prota le pasa esto. Llega un punto en el que renuncia a su privilegio heterosexual y pasa a ser leída como lesbiana. Y lo que sucede es que se "gana" la furia de lxs vigilantes del género. Porque tener la posibilidad de permanecer dentro del Sistema y elegir salirse de él es un atentado peor que estar fuera ya de entrada.Y sin embargo esto no anula los privilegios.

Resumiendo, que me alegró mucho ver un personaje principal que fuera no-monosexual (ni hetero ni homo). Que me faltó que fuera un poco más protestona ante los abusos bífobos, que a mí se me hicieron duros de ver por lo reales que son (aunque tengo serias dudas de que a la mayoría de gente esto le haya importado nada). Y que en ciertos sentidos fue como darse de bofetones contra el espejo.

Me faltan un montón de cosas por comentar. Como el choque que me supone enfrentarme a toda una cultura basada en la monogamia, y lo absurda que me parece tantas veces. Como el machismo, tanto de Larry, como de las reclusas (las relaciones que se crean entre ellas), como el generalizado. Y el tema racial, que me chocó que no se tratara con algo más de sensibilidad, aunque no sé si fue solo paranoia mía (necesito leer). Y el tema del género, y no solo por la presencia de un personaje transexual. Y de rebote posiblemente me vaya a otras series y a historias reales... O posiblemente se me olvide buena parte de esto. Y el tema de la locura.... Son taaaantas cosas.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Brigitte

He estado en esta charla / mesa redonda
He visto a Brigitte Vasallo en persona. Me he sentido fan como pocas veces en mi vida. Y por supuesto, me he reafirmado un poquito más en el poliamor.

Me he reído de alguna otra persona por tomar notas, pero ahora pienso que igual no era mala idea, porque me ha encantado, pero no soy capaz de escribir el qué ni el por qué. Así que lo escribo aquí más para que quede constancia (para recordarlo cuando lo relea) que por aportar nada...

lunes, 27 de mayo de 2013

Experimentando con el poliamor

Mientras mi mundo se va cayendo a pedazos... a mí solo me apetece pensar en revoluciones íntimas y personales. Supongo que algún día lamentaré esto, igual que ahora lamento tantas cosas.

Cogí un camino complicado. Quizá demasiado. Aprendí que la mejor manera de estudiar para un examen es enfrentarse directamente a exámenes de años anteriores, sin anestesia. Y lo aplico a todo. Y así me va, que si consigo pasar dos meses seguidos estando bien, ya es.

Miro atrás y no sé en qué momento me alejé tanto ideológicamente de mis amigos. En qué momento decidí medir mis palabras para evitar conflictos que no me llevaban a ninguna parte. Cuando empecé a pedirles solo afecto y distracción. Quizá desde siempre. AmigOs. Porque siempre son amigOs, no amigAs. Luego alguien dirá que mi problema es que odio a los hombres.

Poliamor. Qué idea tan bonita. Yo no quería poliamor, por lo menos, no hace un año, y tampoco antes. Yo quería estar con él. Dormir con él cada noche. Recorrer una y mil veces ese cuerpo que conocía tan bien. Me gustaba pensar que era monogamia consciente. Placeres sencillos para personas sencillas. Pero al parecer no éramos personas tan sencillas.

Un día en mi vida llegué (o empecé a llegar) a la conclusión de que me gustaban las mujeres. Y me pregunté muchas veces cómo no me había dado cuenta antes. Y un montón de cosas de mi historia empezaron a encajar.

Otro día, unos cuantos años más tarde, llegué a la conclusión de que para mí la monogamia tal y como se establece socialmente no tiene sentido. Y de nuevo, me pregunté cómo me había pasado tanto tiempo pensando que sí. Si en mi recuerdo las épocas de querer a una única persona son más la excepción que la norma.

La primera vez que me di cuenta de que estaba enamorada de dos personas a la vez fue durísimo. Toda la vida escuchando la misma historia, dos personas se conocen, se enamoran, y son felices para siempre. Y ya no necesitan a nadie más. Si una persona vive en pareja pero se enamora de otra, es que no era lo bastante feliz en su primera pareja. Que estaba por estar, es decir, por cobarde. Y si quieres a alguien, harás lo que sea por esa persona, cruzarás océanos a nado, escalarás las montañas más altas, y por supuesto, renunciarás a lo que sea que tengas que renunciar.

Pero cómo vas a renunciar a amar a una persona a la que también amas. Cómo se elige eso. No se puede. Traté de hacerlo, me di mil cabezazos para derribar ese muro, pero no funcionaba. Finalmente decidí decirle a la persona con la que tenía algo parecido a una relación que lo dejáramos. En un alarde de nobleza mal entendida. Necesitaba "aclarar mis sentimientos". Como si hubiera nada a aclarar. Las quería a las dos "más que a nada en el mundo". Bueno, no. La quería más a ella, pero me daba terror hacerle daño. Así que asumí que ella prefería que yo la dejara, sin preguntárselo ni nada. Para qué, si todo el mundo sabe que lo peor de lo peor es que te pongan los cuernos.

Hace unos meses volví a cagarla de manera parecida. Esta vez fue incluso más absurda que la primera. Después de eso me dije que nunca más. Nunca más seguir jugando a ser lo que no soy. Y nunca más pretender saber lo que otras personas esperan de mí.

En las últimas semanas he probado la otra cara. La de cornuda consciente. O la de amante, "la otra". No estoy muy segura de con qué tópico me identifico más. Ninguno de los dos tiene realmente sentido... Es una experiencia interesante. Dolorosa a ratos, a ratos no. De momento van dos momentos muy malos que luego se me han pasado como por arte de magia. Raro. La mayor parte del tiempo es bastante fácil en realidad. Creo que esto es lo que más me sorprende. Es raro que sea fácil oír hablar a la una de las personas que quieres sobre otra persona con la que mantiene una relación. Es raro que resulte natural.

No sé cuánto tiempo seguiré así. No sé si "se me pasará", como se supone que debía pasárseme eso de la atracción por otras mujeres. Es agotador que el ambiente sea tan hostil. Y por otra parte, está eso de que tengo otras cosas más importantes de las que ocuparme. Techo-comida-futuro. Y tal.