miércoles, 31 de octubre de 2012

Me canso

Me canso de enfadarme. Llega un punto en el que empiezo a pasar de todo. Supongo que eso me convierte en un ser horrible.

No cuesta mucho conseguir que vuelva a hervirme la sangre. Basta, por ejemplo, con poner unos pocos segundos alguno de los debates de televisión española. Aunque casi diría que va más allá del cabreo y se convierte en pura incredulidad. ¿De verdad siguen hablando como si se tratara de un partido de fútbol? ¿De verdad siguen justificando toda la mierda que justifican?

Decía que me canso de enfadarme. Quizá por eso últimamente vuelvo a sentirme alejada del mundo, como si nada de esto fuera conmigo. Como si viera titelles (¿títeres?). O como si solo fuera el marco necesario para vivir otras experiencias. No todas malas...

Cosas que puedo agradecerle a la crisis (llamémoslo crisis...):

- He redescubierto a algunos de mis parientes, lo cual es todo un lujo.

- He aprendido a apreciar la cebolla cocinada (cruda sigo sin verme capaz de tolerarla).

- He aprendido a valorar mucho más las legumbres. He aprendido aun más que eso: un plato de legumbres cocinadas con algo de cebolla y ajo, acompañadas de arroz blanco, resulta bueno, barato y tiene todos los nutrientes esenciales.

- También he redescubierto la pasta. Creo que los últimos años comía pasta demasiado buena.

- Hay mucha gente dispuesta a invitarme. Practico con las notas mentales. Algún día devolveré favores.

- He estado en Suiza. Sin la crisis no sé si lo hubiera hecho...

- He conocido a personas que de otro modo no hubiera conocido. Siempre es algo interesante conocer personas nuevas, aunque sea con un trato breve. Más información para analizar al ser humano.

- He aprendido que se puede aguantar mucho más de lo que parece. Esto más o menos lo sabía, ahora he descubierto otros niveles a los que se puede aplicar.

- He aprendido que no te cortan el agua cuando solo debes una factura. De ahí deduzco que con otras facturas no pasa lo mismo. Espero no tener que llegar a comprobarlo.

- Sí, la filosofía de vida importa más allá de lo inmediato. La frase de "no te tomarías las cosas así si.." puede estar totalmente equivocada. Supongo que una vez asumes que te va a tocar vivir pidiendo dinero a todo el mundo solo para ir tirando, puedes vivir con ello sin amargarte y tratando de ser feliz igual.

- Me he reafirmado en que lo importante para ser feliz tiene muy poco que ver con el dinero. Es mucho más importante tener personas con las que puedas contar que tener una fuente de ingresos asegurada. (Aunque en cierto modo eso lo digo porque si tienes un grupo de gente con el que puedas contar, también tienes asegurada la subsistencia. Si dejara de cumplirse esa premisa, supongo que lo vería distinto.)

- He redescubierto el concepto de solidaridad. Creo que ahora lo entiendo mucho mejor.

- He aprendido que hay pocas cosas peores que sentirse inútil. Creo que para la mayoría de personas en el paro eso es lo peor.

No pretendo ni mucho menos decir que esta crisis (sigamos llamándola así) ha sido buena para mí. Espero que se entienda. También podría escribir las cosas malas que me ha aportado, pero prefiero ni planteármelo. Me canso de enfadarme. 

Quizá me ha quedado un poco demasiado personal. No sé. Supongo que quería plasmar mínimamente lo que está significando la situación global en mi vida particular. Una de tantas.

sábado, 27 de octubre de 2012

Modelos

Ayer estuve en un taller interesante. Aprendí una palabra nueva: demisexual (seguramente la había oído o leído, pero no llegué a procesar el concepto). Y me replanteé los modelos, desde un punto de vista de los modelos sociales.

Tanto como desde los distintos feminismos que conozco (y que tengo mezclados caóticamente dentro de mí), como desde cierto activismo Trans, y cierto activismo LGB+, se proponen muchos modelos distintos. Creo que hasta ahora no había caído en que realmente ninguno de ellos es el bueno y definitivo. Que con esos modelos sucede lo mismo que con los que se usan en física, química, ingeniería, etc. También cumplen la máxima de que son "falsos". Y sin embargo, útiles.

Ejemplo. Discutir si cuando dices hombre/mujer estás hablando de sexo o de género. Así de entrada, ese es un modelo donde ya existen de forma diferenciada el sexo y el género. Desde que aprendí ese concepto de género, como algo diferenciado del sexo, mentalmente pasé a considerar que mi modelo mental anterior (donde sexo y género eran lo mismo) era malo. Así, rotundamente.

Pero la cosa no queda ahí. Luego empiezan a entrar otras categorías. Cuando hablamos de Drag Queen o Drag King, ¿nos referimos a un género? ¿a un comportamiento? ¿En qué categoría está? O si hablamos de androginia, ¿se hace referencia al género, se hace referencia a rasgos visibles, estética pura y dura? ¿La palabra asexual debe estar en la misma categoría que gay?

En uno de los grupos llegamos a crear siete categorías distintas. Y aun así había palabras chirriando. ¿Es lo mismo hablar de homosexualidad que de ser gay o de ser lesbiana? ¿Y si usaramos palabras referidas al "objeto de deseo" (¿androfilia?) estaríamos hablando también de orientación sexual?

Y algo que alguna vez que la he comentado me ha llevado a recibir miradas "poco amables". ¿Puede mezclarse la identidad de género con la orientación sexual? O en otras palabras... Decir "soy lesbiana" ¿no tiene cierta componente de decir mi género no es el que se esperaba de mí? ¿Cuantos géneros deben crearse para clasificar a todo el mundo? ¿O solo deberíamos cargarnos el género? Y aquí otro componente, el temporal. Lo que usamos para definir el estado actual de la mentalidad popular, y lo que usaríamos en nuestro objetivo utópico. ¿Serviría la misma clasificación, el mismo modelo?

Y así se puede seguir hasta el infinito.... Modelos de varias dimensiones. Modelos cualitativos, modelos cuantitativos... (¿Qué porcentaje de hombre eres?) Preguntas en las etiquetas de las distintas categorías: ¿debemos hablar de orientación sexual, opción o condición?

Debajo de cada una de estas cuestiones subyace un apasionante debate político. Y ahora creo que cada uno de los modelos propuestos puede ser útil en un determinado momento para una determinada persona. Aunque luego deba romper también con ese esquema y redibujarlo desde cero. Cada rotura y reconstrucción es una oportunidad.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Voces

Vuelvo con la música. He querido centrarme en lo que me transmiten las voces, especialmente las voces de mujeres, y olvidarme de las letras (que en muchos casos tienen cosas criticables). Es un poco frustrante ver que incluso cuando la cantante es una mujer, el resto del grupo o el resto de músicos, suelen ser hombres.

No son las únicas que escucho, pero son algunas de las que más transmiten, por lo menos para mí.

Empezando por casa, escucho a Silvia Pérez Cruz. Con ella me sucede algo curioso, me gusta mucho más cuando canta en catalán que en cualquier otro idioma.

Otra mujer con una voz increíble (quizá la más asombrosa como voz), Sinéad O'Connor, aunque por ahora, de todas las canciones que le he escuchado, solo esta me hace vibrar.

Sigo con The Cranberries. Esta es bastante ñoña, así que voy a poner otra como contrapunto.

Vuelvo un poco atrás en el tiempo y escucho a Janis Joplin. Pongamos también a Nina Simone.

Y a esa ángel llamada Joan Baez (en este caso es un concierto, me quedaría con Copper Kettle, aunque todas las canciones de esta mujer son increíbles).



De voces masculinas, me quedo claramente con la de Kurt Cobain.

lunes, 22 de octubre de 2012

Sobre transgénicos

Con esto de leer sobre ciencia con mucha más frecuencia y con fuentes mucho más variadas que antes, creo que me estoy radicalizando en mi oposición a la palabra "natural" como abuso publicitario. Tengo muchas razones para ello. Pero ahora no voy a entrar en este tema.

Sin embargo, estoy en contra de los transgénicos. No es una oposición tan firme como la de otras personas, pero es oposición al fin y al cabo.

Las razones naturalistas no me convencen. O eso de que son malos para la salud. Los argumentos de este tipo dicen que no se ha demostrado que a largo plazo no tengan efectos negativos sobre la salud de las personas. Pero... viviendo en una ciudad como Barcelona, comiendo lo que me he pasado la vida comiendo, respirando el aire de esta ciudad cada segundo... me suena a chiste. De lo que me rodea, prácticamente no hay nada que se haya comprobado científicamente que es 100% inocuo (y eso ya es suponer que hay alguna cosa que se ha demostrado que lo es). No, me niego a pasar el resto de mis días preocupada por las posibles toxinas con las que estoy en contacto sin saberlo.

El argumento de "eso lo ha generado el ser humano y por lo tanto es necesariamente malo, no como las cosas que ya existían antes que nosotrxs", ni lo considero un argumento. De hecho, no hace mucho leí un artículo sobre los orígenes del trigo usado actualmente, y resulta que tampoco puede considerarse "anterior a los seres humanos". ¿Vamos a descartar el trigo de toda la vida por contaminación humana? ¿O como es anterior a nuestrxs abuelxs ya lo aceptamos como bueno?

El problema que le veo a los trangénicos es económico. Creo que un paso más hacia un modelo económico con el que no estoy de acuerdo.

Lo veo con un cierto paralelismo a lo que sucede con las tiendas y los horarios comerciales. Por una parte estan los locales pequeños, llevados por familias o por unas pocas personas que son propietarias directas del negocio. Y por otra parte, grandes superficies donde la totalidad de trabajadorxs son empleadxs que cobran un sueldo. No hace falta ser muy crack en economía para darse cuenta que este sueldo siempre va a ser inferior al que conseguirían si los beneficios de la empresa se repartieran directamente entre las personas que trabajan en ella.

Recientemente se ha liberalizado el calendario comercial. Y para algunxs empresarixs, aun debe ser insuficiente. Las quejas llegan, claro, por parte de lxs pequeñxs comerciantes, que se encuentran que para poder competir deben convertirse en esclavxs de su propio negocio. Más aun, es otro paso hacia la venta de esos pequeños locales a grandes cadenas que contratan a personas para que trabajen en ellas.

En el caso de la tierra sucede lo mismo. Un negocio grande juega con ventaja. En el caso de los trangénicos, se establece un intercambio comercial. No es lo mismo comprar poco que comprar mucho. No es lo mismo hacer una gran inversión siendo una empresa grande que siendo una empresa pequeña. No es lo mismo tener un margen de beneficio (la diferencia entre el precio de venta de una unidad y el coste producir esa unidad, sin tener en cuenta los costes fijos como las inversiones) pequeño si vendes cien que si vendes un millón, especialmente si hay una inversión a amortizar.

Todo eso sin entrar demasiado en detalle.

La principal defensa de los trangénicos es que mejoran la productividad. Pero (como seguro ya he comentado) la productividad en sí misma no puede ser un objetivo. Puede ser un medio, por ejemplo, para reducir la hambruna en una zona si esa hambruna se debe a la falta de producción de alimentos. No es el caso de nuestro país. Aquí, si hay hambre se debe a un mal reparto de la riqueza. Puede ser un medio, también, para reducir el precio de la comida final. Per aquí el coste de producción en el campo es anecdótico en el precio final de la comida.

Abusando de la productividad, podemos llegar a puntos absurdos como producir comida a un ritmo que no puede ser consumida. Con lo cual, para mantener los precios, por la (i)lógica de mercado, hay que tirar la comida que se produce de más. O que la producción total no aumente, aunque aumente la productividad, por el abandono de campos, porque lxs pequeñxs propietarixs no pueden mantener el negocio de forma que sea rentable (qué importantes que son los márgenes de beneficio y su relación con la cantidad que hace falta vender para conseguir beneficios reales). O que para conseguir que no se abandonen los campos se establezca un sistema de subsidios según el cual el estado compra el exceso de producción y lo revende en otros países a precios muy por debajo de los que se establecerían según las leyes de equilibrio que teóricamente rigen los mercados utópicos capitalistas. Con lo cual, se cargan la economía de esos países y los inducen a pobreza permanente. Hay otra variante, la de dar la comida como "caridad", con efectos parecidos.

Llego a la misma conclusión de siempre. Debería poder aplicarse alguna lógica en todo este caos (y en este caso, se puede). Mientras no se demuestre que los transgénicos son necesarios, deberíamos evitarlos. Aunque no es un tema que conozca mucho (ni de lejos tanto como me gustaría), creo que antes que plantearnos si es necesario usarlos, hay muchas otras medidas que ayudarían considerablemente a acabar con el hambre en el mundo. Y creo que la base de todas esas medidas pasa por conseguir que la comida necesaria en una zona se produzca mayoritariamente en esa zona. Y no como pretendían algunos economistas a base de "aumentar la productividad y facilitar las exportaciones". Eso genera dependencias que a la larga generan más hambrunas, no menos. Además, la "ayuda humanitaria" debería dejarse para momentos de crisis puntuales.

jueves, 18 de octubre de 2012

Cultivando

Pienso en lo que decía mi profesora de historia en bachillerato sobre la necesidad de cultivarse. Pienso también en lo que leí sobre el aprendizaje, y concretamente sobre esa teoría en particular que hablaba de la edad mental de los niños (sí, solo hablaba de niños). Según esta teoría un niño solo puede aprender lo que le permite su edad mental. Lo usaba para justificar por qué dos niños de la misma edad, ante el mismo problema resuelto por su profesor (seguía en masculino), uno es capaz de aprender a resolverlo por sí mismo y el otro no. De ahí, salto a las clases de pintura que yo misma tomé brevemente. Nuestro profesor (uno de esos filósofos de bar) decía que cuando una pintura (o una obra en general) recibe accidentalmente una mancha, si el/la autorx de esa obra decide mantenerla, esa mancha pasa a formar parte de la obra exactamente igual que si la hubiera hecho adrede. En el cambió de su visión ante este hecho accidental, y su siguiente elección (no eliminarlo o disimularlo) está su creación. Y siguiendo en la misma línea, me acuerdo del clásico ejemplo del descubrimiento de la penicilina. Se dice que fue un accidente. Pero, ¿acaso hubiera tenido la misma importancia ese accidente si hubiera sucedido en otro laboratorio? ¿Acaso hubiera servido de algo si no hubiera habido alguien al lado capaz de comprender lo que acababa de suceder?

En todos los casos se trata de lo mismo, estar preparadx mentalmente. Y para eso es necesario cultivarse, como decía mi profesora.

Creo que esa es la principal función del feminismo actualmente. Cada vez que leo algo sobre feminismo, no me dedico a cambiar las leyes activamente, no me dedico a quemar machistas, no me pongo un sombrero de punta y una escoba entre las piernas ni  me dedico a perseguir a las mujeres para que abandonen a sus maridos. Ni siquiera cuando ante un determinado hecho puedo valorar la cantidad de machismo que hay en él, no es esa la parte relevante. Lo que importa es cómo me cambia a mí. Y no me cambia porque me crea todo lo que me dicen, me cambia porque valoro cada palabra, la analizo, la miro desde distintos ángulos, la pongo en duda. Quizá esa es la parte más importante: me parece válido poner en duda cualquier cosa. Esa duda que es tan imprescindible en ciencia (tan masculina ella) es la misma que me acompaña cuando leo textos feministas.

Como cuando estaba en esa asociación LGTB. Decíamos que la mayoría de nuestras actividades iban dirigidas al "exterior", es decir, no estaban pensadas para la gente LGTB, sino para "el resto". Esto solo era una verdad a medias... Teóricamente sí, era así. Pero lo importante de nuestras actividades, de nuestras colgadas de carteles, nuestros ciclos de cine totalmente abiertos, nuestras performance (las raras veces que había alguna), nuestras charlas, nuestra visibilidad en la calle, nuestros repartos de condones y todo lo demás... siempre era el efecto que tenían sobre quien realizaba esas actividades. Participar en ellas, aunque solo fuera estando allí, dando apoyo moral, cambiaba la propia concepción de quienes lo hacíamos. Eso, junto al hecho de conocer a otras personas LGTB, algunas de las cuales llevaban una vida perfectamente saludable y gratificante, y los debates que manteníamos en los momentos más inesperados, era nuestra aportación al mundo.

lunes, 15 de octubre de 2012

Herencias

Sabiduría materna. "El problema de matar a otra persona no es tanto el hecho de que la otra persona está muerta, como el hecho de que eso te convierte a ti en asesinx".

Esta noche en la 2 han puesto el documental "Los hijos de Hitler". ¿Cómo se vive sabiendo que tu padre o tu abuelo provocó la muerte y el horror de miles de personas?

Hay algo de lo que ahora no suelo hablar. Mis antepasados. En algún momento creo que hasta lo decía orgullosa (nunca demasiado alto, nunca pensando que fuera algo de lo que presumir), algunxs de mis antepasadxs pertenecían a la nobleza. Cuando lo piensas un poco, todo el orgullo se desvanece...

¿Quienes eran los nobles? Los opresores. Los que decidían la vida de los demás. O su muerte. Los que protagonizaban las guerras. Los que violaban a campesinas. Los que se enriquecían con el trabajo de otras personas.

No, realmente no es nada de lo que sentirse orgullosa.

Es triste que en los cuentos que se siguen escribiendo (en las pelis que se siguen haciendo), los nobles sean los buenos. Y se les atribuyan características positivas inherentes al hecho de ser nobles: valentía, sinceridad, principios morales firmes, etc.

Aunque creo que me siento más culpable por otras cosas: ser blanca, haber podido vivir hasta ahora sin necesidad de ganar un sueldo, haber ido a un colegio "de pago", no conocer la miseria más que a través de otras personas, etc. Quizá tampoco tiene sentido sentirse culpable por esas cosas, no son nada que yo eligiera. Pero como dice uno de los protagonistas del documental, la culpa sigue ahí.

Las estructuras de abuso son unas y no otras...

jueves, 11 de octubre de 2012

Pesimismo

Ahora hace tiempo que no escribo sobre sistemas alternativos. En parte se debe a mi estado de ánimo, que está especialmente pesimista. Le doy vueltas a eso que llamamos condición humana y me pregunto si es posible llegar a un sistema más justo. O por el contrario, me planteo si dejar de buscar un sistema más justo no será lo que acabe de arruinarlo todo. Ahora tengo la impresión de que si no se cambia periódicamente el sistema, este tiende a pervertirse. Y así llegaríamos a las revoluciones sistémicas, una paradoja que a mí yo cínico le resulta muy graciosa.

Como escribí hace unos días, he estado leyendo Homenaje a Cataluña, de George Orwell. Ahora lo considero un libro indispensable. Tal como me avisaron, una llega plantearse si no fue mejor así, que ganaran "los malos", para poder continuar viendo a "los buenos" como a eso, buenos.

El problema con los sistemas ambiciosos, que pretenden conseguir la igualdad total, siempre es el mismo. La gente es fácilmente manipulable. Asumirlo hace prácticamente imposible imaginar un sistema igualitario que pueda funcionar. Y digo "prácticamente" solo por dejar mínimamente la puerta abierta al optimismo.

Podría poner muchos ejemplos. Me quedo con el tema que conozco, las energías renovables. Actualmente todo el mundo está a favor de las energías renovables, ya no es una cuestión razonable, es un dogma de fe, las energías renovables son buenas. Y punto. Sin embargo (hasta donde sé), no existe ninguna energía renovable idílica, todas tienen sus puntos oscuros, algunos muy muy oscuros. Es difícil conocer y valorar los pros y contras de cada forma conocida de obtener energía, por una parte porque hay muchos intereses económicos mezclados, pero por otra, porque hay mucho ruido generado alrededor de este tema. Ruido creado por gente que se dedica a hablar muy alto sin saber de lo que habla.

Me imagino un referéndum sobre este tema. La decisión que saliera, ¿sería una buena decisión? Es casi imposible. Es más, en caso de que se tomara una buena decisión, sería por pura casualidad.

Entonces, ¿cómo deben tomarse las decisiones? Siguiendo con el mismo ejemplo, ¿debería elegirse un grupo de ingenierxs para que tomaran la decisión? Sería algo parecido a lo que sucede con el poder judicial actualmente. El problema es que las personas que forman ese grupo también tienen su posición política (entendida en el sentido amplio y no como simple afiliación a un partido) y sus creencias e ideas que condicionaran su visión, y por lo tanto, su decisión. Y además, siempre que se crea un grupo de decisión está la cuestión de cómo se elige a las personas que lo forman. Y cómo se consigue la independencia de esas personas, puesto que en este tema (como en cualquier tema importante) hay intereses económicos importantes.

En definitiva, que me falta mucho por saber sobre sistemas políticos. Aparentemente, todos los sistemas que funcionan se basan en la transparencia y en la vigilancia mutua (por ejemplo, se crean varios partidos, cada uno con sus intereses, y los unos se vigilan a los otros). Pero visto como está la situación económica mundial, cuesta creer que con eso sea suficiente.

martes, 9 de octubre de 2012

De ser unx mismx



Este videoclip me encanta. Lo veo una y otra vez y siempre me puede. Mi escena favorita es la de Freddy guiñando a la cámara, con su media melena, su bigotito y sus enormes pendientes rosas. Aunque también me gusta mucho cuando canta "Oh, I want to be free, babe" con toda esa pasión. Ahí se ve claramente que en ese momento de su vida no había nada que quisiera más en el mundo que ser él mismo. Es triste que muriera sin llegar nunca a salir del armario públicamente.

Y cambiando de tema (lo siento), hoy he visto Víctor o Victoria. No puedo creer que no la hubiera visto nunca. Definitivamente, tengo un problema con las mujeres que se visten con traje, más si llevan sombrero. El argumento tiene algunos fallos importantes (desde mi óptica activista), como la manera como acaba.... Pero aun así, algunas escenas son realmente memorables, especialmente si se piensa que es del año 82 y va dirigida al público general. Hay cosas que solo pueden contarse con una comedia.

jueves, 4 de octubre de 2012

De violencias y víctimas

Se suele decir que las mujeres pueden expresar libremente sus emociones. Pero eso choca de lleno con mi experiencia. Creo que se debe al chantaje de "no molestes con tus cosas de mujeres", o el "no me hagas chantaje emocional". Creo que como sociedad tenemos un problema grave con las lágrimas. Se suelen asociar a tristeza, deseperación, depresión... Yo creo que en mi vida he llorado mucho más por rabia e impotencia, o por alegría, que no por tristeza. Supongo que si al sentir rabia, en vez de ponerme a llorar, me hubiera puesto a gritar y en actitud violenta, a nadie se le hubiera ocurrido decirme que no hiciera "chantaje emocional".

Pasa algo parecido con la respresentación de víctima. En la mayoría de historias que se escriben, las mujeres siguen siendo víctimas. Esto produce un curioso efecto rebote que lleva a muchas mujeres a odiar que se las asocie a víctimas, "no sientas lástima por mí", "no quiero tu compasión". Y para ello se quedan con el papel típicamente masculino, no lloran, no hablan de sus problemas, reaccionan con agresividad cuando se sienten vulnerables, y en muchos casos, no denuncian las agresiones que sufren.

Que la representación clásica de "la mujer maltratada" sea una mujer con cara de pena, llena de moratones y en actitud absolutante pasiva, como si no puediera hacer nada de nada ante el maltrato que sufre, creo que es la peor campaña posible que se puede hacer contra el maltrato doméstico. Yo sufrí maltrato psicológico durante muchos muchos años, pero no fui consciente de ello hasta hace unos meses. Estaba respondiendo a una encuesta sobre violencia y de repente caí en la cuenta de que muchas de las actitudes que se consideran maltrato psicológico yo las había vivido. Maltrato de manual. Eso sí, no por parte de ninguna de mis parejas ni nada que se le pudiera parecer. ¿Pero cómo iba a darme cuenta si yo no era "la mujer de los moratones"?

Lo escribo tranquila. Ahora sé que no tiene sentido sentirse culpable o responsable por nada de todo eso. Que contarlo no es exagerar, sino decir la verdad. Y que no tengo ninguna obligación de entender o empatizar con quien me trata mal.

Sigamos con lo de papel de víctima y el rechazo a serlo. ¿Qué hay de las violaciones? Mi imagen mental de una violación solía ser una imagen muy violenta, que es la que suele representarse en las películas y series. Pero estos últimos meses, al ir leyendo historias de mujeres que contaban sus experiencias, he descubierto que no tiene por qué ser así. A veces se dan situaciones que están en medio de una escala de grises, situaciones poco claras, protagonizadas por personas cercanas (y no hombres sucios que te atacan en mitad de la noche). Creo que muchas de las personas que viven ese tipo de situaciones no se dan cuenta de que han sufrido una agresión sexual, solo se quedan con una sensación desagradable en el cuerpo y la idea de fondo de que algo no está bien.

Pero hay casos que sí son claros. ¿Por qué tantas personas eligen no denunciar? ¿Por qué tantas mujeres eligen no denunciar? (Si habíamos quedado en que las mujeres ya se presuponen víctimas, y además les cuesta tan poco mostrar sus emociones, ¿no debería ser fácil para ellas?)

Es algo que la mayoría de gente no suele entender. Sin embargo mi reacción suele ser la opuesta, a menudo me lo pregunto. En caso de sufrir una violación, ¿lo denunciaría? Ahora creo que sí, pero es principalmente por mi sentido del deber. La idea es "debo denunciar porque es la principal herramienta que tengo para combatir este tipo de cosas". Porque ahora creo firmemente que es importante visibilizar la violencia sufrida, porque es la única manera de decirle a otras personas que han pasado por lo mismo que no son las únicas (la soledad es tan terrible), porque con más datos se puede combatir mejor cualquier problema, y hasta es posible (solo posible) que eso permita evitar que la misma persona cometa los mismos actos. Ninguno de esos supuestos implican que crea que denunciar es lo mejor para mí.

Cuando me lo planteo, suelo imaginarme contándoselo a mi madre. O a otras personas importantes para mí. Y cuando lo imagino, visualizo la cara que pondrían. Incredulidad, tristeza, dolor, rabia, impotencia... Debe ser realmente difícil contarlo. Quizá compense, no lo sé. El silencio es muy mal compañero, eso sí lo sé, demasiado bien.

Suelo preguntarme si lo contaría y denunciaría por una buena razón. Hay cierta historia que nunca nunca nunca he contado a nadie. Periódicamente me encuentro preguntándome por qué no lo hago. Por qué no se lo cuento a alguien, quien sea, de una vez por todas. Nunca me parece el momento oportuno. Y así van pasando los días, los meses, los años... Total, ya es tan vieja la historia... Total, ya no me afecta... Total, para qué darle ese disgusto a nadie... Total, tampoco es que fuera para tanto...

miércoles, 3 de octubre de 2012

Propaganda

Me fascina el control de masas. Basta propagar la idea de que la injusticia es necesaria, y la injusticia campará a sus anchas. Como la propaganda nazi. "Tú eres especial porque perteneces a un grupo A que es superior a los grupos B y C. Eres hermanO de todos los que pertenecen al grupo A." Lo escuché hace poco en una de tantas pelis de esta temática y me acordé de la frase "sustituí mi complejo de inferioridad por un complejo de superioridad". No sé cuando la oí o leí.

La idea es sencilla. Tienes a un grupo de gente que, por circunstancias de la vida, está en una mala situación. Y le dices que esa mala situación no es culpa suya, que no tiene nada que ver con sus defectos. Y focalizas en otro grupo, preferiblemente uno que sea fácil de caracterizar, que pueda parecer responsable, pero a la vez, al que le resulte difícil defenderse. Si ese segundo grupo tiene alguna característica envidiada por el primero, mejor. La idea corre como la pólvora. Se sustituye la desesperación por ira, se pasa de un horizonte vacío a un objetivo claro.

Pero no hace falta llegar tan lejos. No es necesario llegar al fascismo para tener injusticia. En nuestra sociedad es el pan de cada día. La caridad es un instrumento más. En vez de dar lo necesario a todo el mundo, por el simple hecho de ser una persona, se sustituye por dar tus sobras, cuando te va bien a ti, y en la cantidad que te plazca, sea o no suficiente. Y además tiene el maravilloso poder de hacerte sentir mejor. Sin el concepto de caridad, el sistema no funcionaría.

Mientras, se defiende el derecho a dejar pisos vacíos. O a tirar la comida para poder subir los precios. Y se reivindica que se puede vivir perfectamente con ropa comprada en el Zara (Amancio Ortega ya es el quinto hombre más rico del mundo, según la lista Forbes).

Mientras, donde vivo nos planteamos ir a vivir a un piso medio en ruinas solo porque el alquiler es pagable. Mientras, escucho conversaciones explicando detalladamente los pasos a seguir cuando intentan echarte del piso en el que vives. Mientras, me piden dinero prestado (a mí, que no tengo un duro) para poder comprar comida. Mientras, sigo oyendo la frase "algún día las cosas tendrán que mejorar...". Y me acuerdo de la peli de Disney de Robin Hood.

La ira es más útil que la desesperación. Qué haríamos sin Hollywood.