lunes, 6 de junio de 2016

Fin?

Creo que me toca cerrar este espacio. No porque el camino hay terminado, sino para seguirlo en otra parte.

Hace unos meses estuve un tiempo sin apenas escribir aquí. Sencillamente porque no me hacía falta. No me hacía falta porque lo que quería contar, ya tenía a quien contárselo. Porque mis inquietudes intelectuales, ya tenía con quien discutirlas. Porque si sentía un pronto, si veía un artículo interesantísimo, una viñeta genial, tenía a quien mandársela. Porque me sentía acompañada.

Luego dejó de ser así y llevo meses con muchas ganas de escribir. Escribir es una forma de autocuidado. Me hace compañía cuando me siento sola y me permite aliviar la sensación de tener demasiados pensamientos en mi cabeza. Muchos de mis pensamientos son muy interesantes y creo que es triste que se pierdan porque no tenga con quien hablar en el momento en el que se me ocurren. Escribir es una manera de darles la oportunidad de llegar a ser útiles algún día. Esta idea me da algo de esperanza...

Me apetece escribir pero creo que no aquí. No sé qué es este espacio ahora. Sé la idea que tenía, sé que ha evolucionado y que me gustan muchas de las cosas que he escrito (otras me horrorizan un poco, gracias a la evolución que he hecho yo también), pero no sé lo que es. Quizá no es necesario saberlo y está bien así. Pero me apetece intentar un nuevo inicio en el que lo tenga (quizá) más claro. Veremos en qué se convierte.

Por una parte, necesito un espacio personal donde escribir sin pretender explicar teoría. En este sitio tengo intención de hacer esto. En principio creo que pocas personas lo conocerán, aunque tampoco voy a esconderlo mucho (como este).

Por otra parte, me gustaría volver a escribir desde lo político o desde lo que voy aprendiendo. Compartir cosas (prácticas o teóricas) que creo que pueden ser útiles a más gente. Supongo que me pasará como aquí y hablaré mucho de mí y de mi vida, porque es mi punto de partida para la mayoría de cosas que pienso, y porque me gusta hablar en primera persona para no apropiarme de otras historias y luchas. Esto espero hacerlo en este otro sitio. Y en principio creo que lo haré un poco más público. Por ahora no hay entradas, pero espero que pronto aparezca alguna.

Y esto es todo. Creo. Puede que algún día vuelva por aquí, quien sabe.

sábado, 16 de abril de 2016

"se nos cuelan machirulos"

Estoy en crisis con el feminismo. Aún poníendolo en plural: feminismos. Estoy harta de ver cómo se maltrata todo lo que sale de su norma. Harta de ver cómo se me maltrata a mí.

Algunas corrientes, como gran cosa, aceptan que las mujeres trans son mujeres, siempre y cuando consigan un passing razonable. Muchas corrientes parece que aceptan a hombres trans y a personas no binarias asignadas mujer (especialmente si siguen siendo leídas como mujeres). Me dan ganas de pediros que os dejéis de rodeos y lo digáis claramente: en vuestros espacios son aceptadas las personas que vosotrAs leeis como mujeres. Cuál sea el género de la otra persona os da igual con tal que de vosotrAs la leais mujer.

Me encanta lo que hacen algunas feministas con el tema de la teoría queer y de los géneros no binarios. Hacemos como que sí que nos mola un montón, y performamos drag kings y hacemos cosas de esas de deconstruir el género y nos echamos unas risas, pero luego si vemos a una persona que leemos como tío todo eso nos da igual. "Es que se nos cuelan machirulos". Así que negaremos a cualquier persona que leamos como hombre su identidad de género si no concuerda con nuestra lectura.

Y quizá no os habéis dado cuenta... pero eso también significa que a las personas no binarias asignadas mujer tampoco se les(nos?) está respetando su identidad.

Hace poco vi por primera vez una descripción de espacio no mixto que dejaba también a los hombres trans fuera. Y me encantó (no solo por esto, pero también por esto). He oído mil veces el miedo de algunas personas hacia los penes, a veces justificado por agresiones sexuales sufridas. Pero creo que aun no he oído ninguna lo que me sucede a mí: miedo a lo masculino, especialmente a los tíos, incluídos los trans.

Pero aquí me olvidaba otra vez que los espacios supuestamente seguros (casi) nunca se hacen pensando en personas como yo (rara por tantas razones), sino en mujeres cis, preferiblemente heteros, y si no, lesbianas. Yo estoy en la otredad para vosotras.

Últimamente solo me apetece relacionarme con personas que respeten lo no binario, tanto de género como de sexualidad/afectividad.

validación

La extraña sensación de sentir el reconocimiento como sujeto potencialmente atractivo. Ser leíde como persona con algún atractivo sin ser objetivizade en el proceso. La validación externa. No me refiero a que le gustes a otra persona, sino la simple mirada como a una persona válida. No ser la sombra que está al fondo sin hacer ruido, ni ese ser extraño al que apenas se le hace caso. Ser una persona y no un mueble.

lunes, 28 de marzo de 2016

Culpa

A menudo decimos que la culpa es una mierda. Que no deberíamos sentir culpa. Y diciendo esto nos ponemos una barrera que nos impide sentirnos libres de sentir culpa y nos impide hacer nada para gestionarla. El catolicismo y su culpabilidad serán una mierda, pero por lo menos le daban una solución: confesión y penitencia. En nuestros grupos y redes superguays no tenemos ningún remedio para la culpa. Sólo un: no deberías sentirte culpable, que a menudo solo consigue empeorar las cosas.

Creo que el ejemplo más gráfico que he visto de lo que es la culpa y la penitencia fue en la película La Misión. Donde uno de los personajes al principio de la peli mata a su hermano en un duelo. Y cuando se da cuenta se siente terriblemente culpable. Sí, es un machi y la razón por la que sucede además es especialmente machi, pero no cambia el tema del que escribo. ¿Cómo sigues viviendo cuando has hecho algo realmente horrible y eres consciente de ello?

Una “solución” típica es la negación y el hacerse fuerte en la idea de que todo es culpa del resto del mundo y tú solo una víctima del sistema que se encontró haciendo algo que no podía evitar. O incluso pensar que “se lo merecía” y cabrearte más y refugiarte en el cabreo perpetuo. Esto te convierte en un nido de violencia, porque para justificarte generarás más y más violencia, entrando en un bucle del que cada vez es más difícil salir.

En la peli optan por la solución de la penitencia. Consiste en cargar con un gran peso, que además es muy incómodo de mover, mientras suben una montaña. Y cuando finalmente llega, simplemente alguien lo suelta y manda su peso montaña abajo. Muy gráfico.

En otras pelis (especialmente de estados unidos), lo que se hace es una confesión pública. O si aún es posible hablar con la persona a la que le has hecho algo horrible, pedirle perdón a esa persona. Pero esto puede ser un problema, pedir perdón, según cómo, puede ser una técnica de manipulación emocional.


Ayer me pasé todo el día con un bloqueo emocional que no conseguía entender. Algo que suelo llamar “estado de shock” o saturación emocional. Es un estado en el que no sabes qué sientes ni por qué lo sientes. No puedes librarte ni aliviar lo que sientes de ninguna manera. No puedes llorar, la expresividad se complica mucho, y como no sabes qué te pasa, tampoco puedes contarlo. Sólo queda como un dolor que lo envuelve todo. Puedes aparentar que estás perfectamente, aunque realmente será básicamente apariencia. Quizá te cueste empatizar con nada ni con nadie, porque sencillamente no puedes absorber más emociones.

Sólo por la noche, cuando de hecho ya había pasado mi hora de dormir, conseguí entender qué me pasaba. Y en buena parte era un sentimiento de culpa brutal. Supe que finalmente lo había acertado porque empecé a llorar automáticamente. Con ansiedad, ahogo y sensación de descontrol. En algún momento conseguí dormir, pero hoy ha seguido. Las lloreras intermitentes que me parecen imparables. En algún momento de mi vida conseguí controlar bastante mis lloreras y en general solía darme permiso para llorar hasta que me cansaba y decidía que ya no quería más. Pero llevo una temporada en la que no puedo, las ganas de llorar me desbordan. Todo lo que siento me desborda.

El dolor no se ha ido. Es solo que ahora puedo identificarlo. Pero no puedo hacer nada realmente por cambiarlo. No tengo ningún mecanismo de reacción y gestión para esto.

Me siento como en una de esas pelis de acción en las que hay un malo muy malo que ha raptado o hecho cosas malas a una persona inocente. Y llega un punto en el que parece que ganan los buenos y han liberado a la persona inocente. Pero entonces resulta que el malo había dejado a la persona inocente programada para hacer algo horrible, y como todo el mundo se ha confiado nadie puede evitarlo. Siento ese horror, de haber hecho algo que me parecía lo peor del mundo. Tengo miedo de volver a hacerlo. Siento una tristeza brutal por todo lo que he perdido. Y me siento terriblemente culpable. E impotente. Daría lo que fuera por volver atrás, pero no puedo. Y llegados a este punto, nada de lo que haga puede remediar ni siquiera las consecuencias de lo que hice.

martes, 16 de febrero de 2016

sobre violencias y opresiones

Creo que el poliamor y la no monogamia funcionan como un gran concurso de popularidad. Nada nuevo, lo nuevo es que se platee como algo "revolucionario" mientras repite el mismo patrón. Estoy harta de ver a personas oprimidas cuidando a personas con más privilegios recibiendo menos a cambio. Estoy harta de que las personas con más privilegios que reciben estos cuidados no se den cuenta de que están reproduciendo la misma mierda de siempre y que solo están usando ideas como la anarquía relacional como excusa.

También pasa algo parecido con todo el dicurso de estructuras de opresión. Nos lo creemos tanto tanto, que lo usamos como excusa para dar la espalda a personas más oprimidas. "Sí, ya sé que estás jodida por el racismo y el machismo que recibes, pero estás siendo capacitista, así que voy a ignorarte por completo". Este es el castigo por salirse del guión, por no llegar a la perfección discursiva, ahora vamos a ignorarte. "Es que me has dicho que el monosexismo no existe". O también, "es que no estás entendiendo lo que te digo, voy a volver a explicarte por qué tú tienes un privilegio mientras recibes hostias por todas partes y no hago nada para ayudarte".

¿Qué es lo que pedimos para que otra persona pueda acceder a nuestro excelso club donde "nos apoyamos mutuamente"? (Entre muchas comillas, porque como digo más arriba, dudo mucho que realmente sea apoyo mutuo). ¿Cuántas pruebas hay que pasar? ¿Cuántos conocimientos hay que tener? ¿Cuánto hay que exponerse? ¿Cuánto hay que tragar sin protestar porque si protestas no estás "gestionando tus emociones" correctamente?

Hace algún tiempo me di cuenta de que en general, si te estás sintiendo cómode es porque estás en situación de privilegio en el contexto en el que estás. Hay una especie de regla universal según la que cuánta más opresión sufres, menos comodidad sientes.

Hablamos de crear "espacios de seguridad", espacios "libres de violencias". Pero ahora mismo dudo que esto sea posible, siempre hay violencias. La autocontención es violencia, y el decir lo que piensas puede serlo también. Queremos un espacio donde "podamos decir las barbaridades que sea sin miedo", pero a la vez donde se respete a todas las personas presentes (y ya que estamos, también a las no presentes). Y esto no es compatible. El toque de atención de "te has salido en milímetro de nuestro discurso oficial" también es violencia. También hace que estemos permanentemente en tensión y que dejemos de hablar por miedo.

Creo que deberíamos asumir que la violencia existe y que no podemos huir de ella. Aceptar la inevitable contradicción en la que vivimos. Venimos de una cultura profundamente violenta, no es algo que podamos borrar. Las personas que han sufrido episodios graves de violencia son especialmente sensibles a algunas cosas y a la vez muchas veces reproducen violencia hacia sí mismas y/o hacia otros grupos oprimidos. No tenemos el superpoder de cambiar esto.

También creo que es muy capacitista pedir lo mismo a todas las personas. Pedir, por ejemplo, que sean capaces de gestionar sus emociones de tal manera que consigan no herir a nadie (ni a otres, ni a sí mismes). O entender que el hecho de sufrir una opresión no significa que no tengan privilegios. La idea de "el discurso se gana con discurso" es profundamente capacitista. Pero es que parte del problema está en que muchas personas que hacen reflexiones muy sesudas sobre opresiones no entienden realmente de qué va el capacitismo.

Creo que aprender sobre estructuras de poder y sobre mecanismos de opresión debería servir como autoformación, no como algo a exigir a las personas con las que nos relacionamos. Que una cosa me sirva a mí no significa que le sirva al resto de gente.

Eso no significa renunciar a cambiar el mundo ni significa no tener límites de ningún tipo. Sigo creyendo firmemente en la autodefensa y en la necesidad de espacios menos violentos. Es más que no creo que pueda cambiar las cosas mientras espero que el resto de gente actúe como lo haría yo. Es asumir que los conflictos están y estarán ahí, que igual que el dolor forma parte de la vida, también los conflictos y la violencia lo hacen. Que si a una hermana de sangre le aguantaría muchas cosas, no puedo pedirle a mis hermanas de lucha que sean siempre perfectas. Que por encima de la no violencia está el tener a alguien tendiéndote una mano cuando la necesitas.

La soledad es una forma de violencia realmente cruel y demasiado invisible.

martes, 9 de febrero de 2016

resumen de pensamientos varios

[Aviso de contenido: suicidio, transfobia, abusos sexuales en la infancia, capacitismo]

Últimamente me sobra el tiempo para reflexionar y le doy vueltas a varias cosas.

Por una parte, mis pensamientos suicidas se han disparado. En ningún momento anterior de mi vida habían sido tan constantes e intensos. Dentro de mi cabeza he escrito varias notas suicidas, he pensado el cómo el dónde y el cuándo, y a ratos tengo la sensación de que me quedan pocos días de vida. Quizá no lo haga, igual que no lo he hecho hasta ahora. Pero aún así, esta sensación se va a quedar conmigo, este recuerdo. Y aprendo cosas, como que a pesar de que hace apenas una semanas (o un mes, ya) creía que estaba en uno de los mejores momentos de mi vida y me sentía apoyada, lo cierto es que estoy realmente sola.

Por otra parte, no he dejado de darle vueltas al tema del género y a la identidad de género, y a la propia imagen, y a cómo se percibe externamente. Creo que también tengo más claro que nunca que mi género es no binario y que si no lo exteriorizo es por miedo a la transfobia que sé que me encontraría si lo hiciera. Los últimos años seguía la política de identificarme como mujer como manera de mostrar que recibo la opresión machista y que esta opresión es de las que más ha marcado mi personalidad. Ahora mismo me doy cuenta de que esto no está reñido con tener un género no binario. Creo que las identidades políticas no me gustan a nivel conceptual, creo que son básicamente una manera de oprimir haciendo como que no.

Y pienso también en el tema de los abusos sexuales en la infancia. Por una artículo que leí recientemente y por un caso que está saliendo a la luz en Barcelona. Y porque cuando estoy sola es cuando más vuelvo a repasar mi vida, pensando en cómo he llegado hasta donde he llegado. No sé cómo clasificar mi experiencia, siempre tengo este miedo, como de decir que lo que he pasado es más de lo que realmente fue. Exagerar. Exagerar en cosas así está feo. Es de las cosas que más me bloquea cuando quiero hablar del tema. Envidio un montón a las personas que pueden hablar de las violaciones que han sufrido. Pero volviendo al tema, me jode no saber qué parte de mi personalidad en realidad son secuelas de esa época y del resto de violencias que sufrí durante mi infancia. Me siento una persona rota y sin solución.

También pienso en el capacitismo. En como se intersecciona con todo lo anterior. En cómo constantemente siento la presión por ser distinta a como soy. Que no basta que piense continuamente en el bienestar de la gente que me rodea, además tiene que parecerlo. La peor opresión que he sufrido es ésta. Pienso en cómo mis discapacidades surgen especialmente cuando estoy mal y en cómo cuando estoy bien llega a parecer que no existen. Mi silencio permanente ha vuelto y vuelve a darme miedo el cómo es percibido. Me da miedo que se perciba como un ataque. Me da miedo que se perciba como desinterés. Me da miedo porque lo hago sin darme cuenta. Me pierdo en mis ensoñaciones y no sé cómo salir de ahí. O peor, no quiero salir de ahí, hay momentos en los que nada de lo que sucede a mi alrededor mi interesa lo suficiente, más bien me agota. Me apetece compañía pero no demandas de que actúe de manera sociable. No puedo.

Pienso en el dolor. Siento dolor constante. No tengo miedo a sentir dolor, porque lo que temía sentir es lo que estoy sintiendo. Pienso en los efectos que tiene esto. En el odio y la rabia que me provoca, y en los efectos del odio y de la rabia. Sé que si me limito a tumbarme y esperar, el dolor no se irá nunca. Sé que la única solución pasa por salir. Igual que cuando estoy enferma de gripe sé que tengo que hacer el trabajo de cuidarme, dándome de comer, limpiando a nivel básico y el resto de cosas, ahora tengo que hacer el trabajo de mantenerme en movimiento. Aunque, igual que cuando tengo gripe, cualquier esfuerzo es agotador.