jueves, 20 de agosto de 2015

Agua

El derecho al agua es uno de tantos sobre los que no suelo escribir y que son fundamentales. Estando en Nicaragua fue uno de los temas sobre los que aprendí un poco más (no mucho). Estuve en una reunión de un grupo de los que intentan autogestionarse el acceso al agua, con aportación de ONGs varias. Para acceder a estas aportaciones tienen que comprometerse a pagar el mantenimiento posterior. Una cantidad que según los estándares europeos parecería una miseria. Y sin embargo este era el punto sobre el que discutían, cómo conseguir que todas las personas de cada grupo pagaran su parte. Y los problemas que se derivan del impago: el riesgo que supone que una de las personas del grupo ponga el dinero que falta confiando en que quienes no han pagado lo acabaran haciendo. La solución que buscaban era crear personas jurídicas con capacidad de endeudarse, y el siguiente problema: quién hace los trámites y quién los paga.

Luego estuve hablando con M. sobre toda esta historia, y ella decía que en realidad sería mucho más útil invertir dinero (por parte de las ONG) en pagar todo el proceso legal para demandar al estado y exigir que garantice el acceso al agua para todas las personas, y que lo mismo sucede en tantos otros lugares.

El acceso al agua intersecciona con "todo". Es obviamente una cuestión de riqueza, clase, y también, de género. Prácticamente en todo el mundo son las mujeres las que se ocupan de conseguir agua. Es uno de esos temas que el feminismo blanco demasiado a menudo olvida. Luego, por supuesto, también intersecciona con la opresión racista y tantas otras. Al final todas las opresiones tienen consecuencias en el acceso a los recursos y a la vida misma.

En esa reunión sobre cómo conseguir constituir personas jurídicas por parte de personas cuyo único interés es tener agua se vieron reflejadas muchas de estas opresiones paralelas. Empezando por el lenguaje y las formas. Una presentación formal, medio presentación de empresa, medio clase para criaturas. Elitismo y paternalismo. También, algunos comentarios machistas, alguno de los cuales fue contestado por una de las pocas mujeres presentes. Y presunción generalizada de que quien no paga es porque no quiere. Y que a esas personas lo mejor es cortarles el agua y así ya verás que sí que pagan.

Marché hace meses y aun no sé. Es lo único que conseguí concluir: no sé.

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